III Informe, un gobierno en manos de un inepto con poder
Por Edgar Hernández*
A tres años de distancia los veracruzanos nos
seguimos preguntando por qué López Obrador odia tanto a los veracruzanos.
Por qué permitió que un imberbe impreparado tomara
las riendas del poder y dispusiera a su libre albedrio de una bolsa anual de
128 mil millones de pesos que año con año termina devolviendo buena parte por
no saber qué hacer salvo repartirlo entre sus cómplices.
¿Es qué en el 2018 cuando el hoy presidente de
México era candidato presidencial no encontró algo mejor que al payaso
“Cuícaras” que animaba los mítines políticos?
De verdad ¿No hubo alguien mejor entre los 8 millones
300 mil veracruzanos?
Se llega a la mitad del camino y a lontananza se ve
muy, pero muy lejos el final del camino que tomó Veracruz en el 2018 cuando el
efecto Peje ungió a Cuitláhuac García Jiménez.
Faltan aún tres larguísimos años para que concluya
el señor gobernador de quien no se sabe si tiene un rancho como el de López
Obrador o vaya a construir en su terrenito de Banderilla.
Tres años para que, según se avizora, venga una
zacatecana -Rocío Nahle- a gobernarnos y la tragedia continue.
Es que ¿de verdad este noble pueblo mercere tanto
mal?
Hoy, el otrora animador se ha convertido en un
déspota con poder. En un tipo mal geniudo que regaña y se altera al primer
reclamo, desobediencia o postura contraria a sus “sabias” decisiones.
Es un abusivo del poder que busca congraciarse con
su pueblo chapeando, pintando fachadas, comiendo tacos de tripa gorda, bailando
salsa o danzas autóctonas y contando chistes malos ante los periodistas de
Palacio que cubren la fuente.
A la vuelta de tres años y con tanto poder se
convirtió en el dueño de la verdad que lo mismo opina de los trenes aéreos, que
llama a la ciudadanía a la Revocación del Mandato propuesta por López Obrador,
una propuesta que rechazó aplicar a su persona bajo la filosofía aristotélica
de que se haga la voluntad de Dios, pero en los bueyes de mi compadre.
Llegamos al tercer año de gobierno y obligado
recordar que teniendo tanto recurso presupuestal desde el arranque de su
gobierno resulta altamente sospechoso que aún no tenga para pagar los
aguinaldos y tenga que acudir a empréstitos que a la vuelta de tres años rebasan
los diez mil millones de pesos.
Suma tres años de gobierno y aun no hay explicación
digamos razonable, del por qué los repetidos subejercicios que han obligado a
la devolución del dinero a la federación; del por qué se empeña en engañar a la
población presumiendo la inauguración de pequeños tramos carreteros cuando
miles de kilómetros están como sus calzones antes de que llegara a la
gubernatura.
Por qué tanta presunción sobre el combate y
disminución de la escalda delincuencial e inseguridad pública cuando las cifras
del Sistema Nacional de Seguridad Pública nos colocan en gravísimo quinto
lugar.
¿Por qué hablar de la lucha contra el feminicidio
cuando estamos en segundo lugar nacional?
Vaya, por qué presumir un combate contra el crimen
organizado cuando él mismo admite que son siete Cárteles los que controlan
Veracruz.
Cuando rinda su informe, su tercer informe,
seguramente hablará -en ese su singular modito cantinflesco- de que se acabó la
corrupción, una escalada que, en los hechos, es una forma de vida entre quienes
se mueven en las esferas del gobierno.
El nepotismo muy seguramente no ocupará ningún
capítulo de su III Informe ¿Para qué si desde que arrancó su gobierno echó la
culpa a su abuelita Manuela de sus devaneos?
Es por ello que su papá, sus hermanos, medios
hermanos, primos hermanos, cuñados, tíos, entenados y todo el frondoso árbol
genealógico están incrustados en el gobierno permitiendo al mismo tiempo que
sus colaboradores hagan lo propio.
Ya vemos a la “Reina del Nepotismo”, Rosalinda
Galindo presumiendo sus 32 familiares incrustados o a la diputada Ana Miriam
Ferraez, a la que dejó de darle “asquito” López Obrador, gestionando jugosos
contratos para sus hermanos y sobrinos.
Lo mismo pasa en la Secretaría de Salud donde la
familia de Ramos Alor -novio incluido- viven mejor gracias a los generosos
salarios, o en la Secretaría de Finanzas donde el primo hermano de Cuitláhuac,
Eleazar Guerrero, Subsecretario de Finanzas, pone el ejemplo de cómo ayudarse
“como hermanos” dando cabida a la familia del hoy alcalde electo de Tuxpan,
José Manuel Pozos -su hijo es subsecretario- y 28 más de la familiar que tienen
buenas chambas en el aparato de gobierno.
Llega pues, a su fin la mitad del camino y como los
bizarros somos el tercer lugar en muertes por Covid-19; cero en turismo
extranjero; cero en inversión privada, y una división de poderes inexistente.
¿Qué más?
Pues, sólo encomendarnos a Dios para que esta
pesadilla un día termine o de plano ¡Que Viva Zacatecas!
Tiempo al tiempo.
*Premio
Nacional de Periodismo