INCENDIO EN PALACIO
INCENDIO EN PALACIO
Por Pedro
Peñaloza
“El poder
corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”
Lord
Acton
El presidente López Obrador perdió los estribos. Sus actitudes no son
propias de quien dijo: “gobernaré para todos”. No, ahora es un fajador que usa
el púlpito de Palacio Nacional como ring para violar la constitución, aquella
que juró respetar el primero de diciembre de 2018.
Ya nada importa, lo único que vale es defender a uno de sus vástagos y
desatar una furiosa ofensiva contra el periodista que publicó un reportaje y
puso en evidencia la narrativa pobrista y de anticorrupción que pregona el
sacerdote que vive en un palacio virreinal.
La serie de reacciones que ha tenido el presidente exhiben una
personalidad que había permanecido oculta. Claro, había tenido algunos
desplantes momentáneos, pero nada parecido a este hombre iracundo en que se
convirtió. La agenda del presidente tiene un tema prioritario: el escándalo de
un posible conflicto de intereses. Su pureza está en peligro.
Un aspecto preocupante y grave, ya reiterado en otros momentos, es que
el titular del poder Ejecutivo Federal no sepa cuáles son los límites que marca
la Constitución y otras leyes secundarias. Podemos imaginar que AMLO sea reacio
a escuchar a sus asesores, también es posible que su personal cercano sea
pusilánime y no se atreva a decirle algo que pueda provocar el enojo de su
jefe.
Ambas hipótesis pueden ser ciertas si nos atenemos al errático y
ridículo proceder del tabasqueño, que ha provocado el escarnio público.
Incluso, sus feligreses no han podido defenderlo, más allá de los reiterados
manotazos e insultos. ¿Nadie le dijo que dar a conocer los datos fiscales de
cualquier persona es ilegal? Dice que, “se los hicieron llegar anónimamente”.
Ahora, emplazó al INAI a que realice funciones que no le corresponden. Otro
bandazo.
Al viejo estilo de la cargada, los gobernadores de Morena exhiben su
abyección, los senadores van más lejos y acusan a los opositores de “traidores
a la patria”. Sólo faltó fijar la fecha y lugar con el pelotón de fusilamiento.
El presidente está desesperado, no sabe cómo aminorar el golpe en su centro de
flotación. Cada día es más irascible, tira golpes y no atina ninguno. Sus
voceros oficiales y oficiosos no le ayudan, son muy pequeños. Está sólo en su
batalla. Las matracas no bastan.
La crisis es significativa. Su luna de miel con el poder muestra
estragos. Las encuestas de simpatía empiezan a moverse hacia abajo. No hay
quien lo salve y las llamas se propagan a otras praderas. El incendio en
Palacio lo quieren apagar con gasolina. Tiempos duros se avecinan. Cuidado.
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz