INDOLENCIA QUE MATA: EPÍLOGO DE UN SEXENIO
Rúbrica
Por Aurelio Contreras Moreno
La muerte del iluminador de Radiotelevisión de
Veracruz (RTV) Abraham Márquez es la muestra palpable no solo del abandono en
el que la emisora estatal ha sido dejada durante todo el sexenio, sino también
del estado en el que entregará la administración Cuitláhuac García Jiménez.
Cuentan trabajadores de “la radio y la
televisión de los veracruzanos” (así reza su eslogan) que en este sexenio “han
hecho pedazos el canal”, tanto por el nulo mantenimiento a sus instalaciones y
al equipo –que alguna vez fue de primer nivel… hace dos décadas- como por el
triste papel que le han conferido como replicador de propaganda gubernamental y
hasta partidista –no olvidar cómo favorecieron a Rocío Nahle, pagándole un
sueldo como subdirectora a su jefa de prensa y transmitiendo íntegro su
arranque de precampaña-, de la misma manera en que el obradorato envileció al
resto de los medios públicos los últimos seis años.
“Los trabajadores les importan menos que una
silla descompuesta”, comentaron a quien esto escribe colegas que no logran
salir del estupor por la muerte de un trabajador de muchos años, víctima de la
incompetencia de directivos y autoridades miserables.
Aseguran que la escalera de la que cayó Abraham
Márquez ya no tenía los aditamentos de sujeción ni gomas de agarre en el piso.
Además, estaba haciendo solo el trabajo. “Su fallecimiento no fue sino la
consecuencia de la negligencia de las autoridades. La escalera de la que cayó
Abraham ya había sido reportada pero nunca había dinero para nada. Hay mucho
enojo, porque con esa indolencia, solo era cuestión de tiempo para que
ocurriera un accidente de esta naturaleza, claro siempre confiando en que no
pasaría”, manifestaron sus compañeros.
Asimismo, en una carta abierta publicada el
pasado miércoles, los trabajadores de RTV fueron todavía más allá y expusieron
una enorme cantidad de anomalías en la emisora que se dejaron crecer durante la
gestión de Víctor Hugo Cisneros y que llegaron a un punto máximo con la muerte
de Abraham Márquez.
“No es solo una escalera en mal estado lo que
nos ha traído hasta aquí; es la acumulación de errores, omisiones y desprecio
hacia quienes trabajamos día a día para sacar adelante esta institución. La
relevancia de la radio y la televisión como medios públicos en Veracruz no
puede ser subestimada. Tener un medio público en nuestro estado es de suma
importancia, ya que estos medios tienen la capacidad de impactar de manera
significativa en la ciencia, la cultura, la educación y en muchos otros temas
que nos atañen como sociedad veracruzana y mexicana.
“Para que esta labor tan relevante pueda
cumplirse, es esencial que contemos con un medio en condiciones óptimas, con
equipos y recursos que estén en perfecto estado de funcionamiento. Sin embargo,
la realidad es que hoy todo está descompuesto, remendado e incluso obsoleto, lo
que impide que Radio Televisión de Veracruz cumpla con su misión de servir a la
sociedad”, acusaron los trabajadores que decidieron irse con todo, ante la
falta de garantías para llevar a cabo su trabajo con estándares mínimos de
seguridad y dignidad.
¿Y qué ha dicho el jefe de los directivos de
Radiotelevisión de Veracruz, el todavía gobernador Cuitláhuac García? Adivinó.
Absolutamente nada.
Abúlico, insensible, incapaz, García pasa sus
últimos días en el poder “nadando de a muertito”, rumiando su coraje porque
todo indica que ni siquiera le darán el insignificante “hueso” que le habían
guardado.
Mientras la administración estatal, la entidad,
se le caen a pedazos.
Se
consumó el golpe
El fraude legal y político de la
sobrerrepresentación del oficialismo en la Cámara de Diputados, avalado por el
Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, enterró una época histórica en México que, con todos sus asegunes,
con sus falencias y carencias, significó avances democráticos, mayores
libertades y la posibilidad de exigir cuentas a una clase política que, al fin
mafiosa y corrupta, terminó por destruirlo todo.
Lo que viene será de terror.
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