Irreversible
Irreversible
El camino
ha sido largo y el avance lento pero firme. Nada gratis, nada regalado, ninguna
concesión otorgada. A cada triunfo siempre ha sobrevenido una factura por
pagar. Y es que la afrenta – dicen– es enorme: cuestionadoras del mandato
patriarcal, nuestra osadía por arribar al poder ha sido recibida con un regateo
a grado máximo. Tanto, que los señores del Senado que votaron por la paridad en
todo, impugnaron la paridad en todo.
Es que les
gustan las letras chiquitas, los derechos a medias, los significados escondidos
y creyeron que el logro histórico era la foto de la votación del pleno, pero no
el ejercicio efectivo de esa modificación legal.
Sí,
queremos todo. El cambio hubo que empujarlo con cuotas como un mecanismo
diseñado para ir llegando de a poquito. Pero como la definición de las acciones
afirmativas lo señala, ésas son medidas temporales. La paridad no lo es. Llegó
para quedarse. Pero no se hagan bolas, no es que nos conformemos con eso. Este
es apenas el trampolín del salto. La paridad es un piso, no un techo y de lo que
se trata es que sea parejo.
Hoy pues,
empujamos para hacer efectiva la paridad. Por eso estamos tan afanosamente
señalando cada gabinete que no se integra con un principio que ya es ley. Cada
Congreso que no se apega a ello, cada gobierno impostor que se pone moñito
naranja pero que diezma la representación y el poder de las mujeres que lo
integran.
Estamos
también con especial interés analizando sus acciones públicas, viendo si
cumplen con el combate efectivo a las violencias o solo las utilizan como parte
de una retórica desgastada; revisando si sus políticas públicas tienen o no
perspectiva de género; esperando la nueva propuesta de presupuesto para ver si
este año también desposeerán a las mujeres del dinero que hará que las promesas
se traduzcan en acciones, o si se quedarán solo ahí, como palabras al viento.
No nos
cansamos, sino todo lo contrario. Cada día el gran movimiento feminista
mexicano se articula más, se organiza mejor, se fortalece en acciones conjuntas
que abonan a la misma causa: la de la defensa de los derechos de las mujeres
que exige progresividad sin demoras.
Por décadas
impulsamos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos porque ese es uno de los
tres pilares de la lucha feminista que comienza, claro, por la libre
determinación de nuestros cuerpos. Hoy –con todo y el clero ejerciendo su
presión mediática, espiritual y política-, el proceso de despenalización del
aborto se ha logrado hacer realidad en cuatro entidades y será
indiscutiblemente aprobado en todo el país, porque forma parte de la agenda de
derechos que más temprano que tarde alcanzaremos en cada rincón, en un
compromiso impostergable.
El error de
algunos que siguen creyendo que derechos como éste son partidizables
simplemente los aleja más del sentir real de una población latente, que es
también una ciudadanía activa.
Sabemos que
estas acciones no destierran la misoginia, pero sin duda alguna son un aliento
que trae esperanza de que pronto, muy pronto, ninguna mujer deba morir en el
parto por un aborto clandestino, ni ser madre cuando todavía es niña, o deba
cumplir con un rol que no está en su plan de vida.
Nos falta
el combate efectivo a la violencia. Y como nos siguen matando, nosotras nos
seguimos buscando, nos seguimos acompañando, nos seguimos preparando para
hacerle frente a una problemática social que a los gobiernos se les ha salido
de las manos.
Por esto y
por toda una agenda que no estamos viendo que sea atendida con la celeridad que
amerita, es que nos hemos rearticulado.
El
movimiento feminista mexicano tomó conciencia de sí por primera vez cuando se
reunió en el Teatro “Peón Contreras” de Mérida, Yucatán para celebrar su Primer
Congreso en 1916. Ha pasado más de un siglo desde entonces y hoy decidimos
volver a ese emblemático lugar para decirle a todo México que estamos listas.
En Mérida
nos escuchamos, marcamos la ruta y signamos un acuerdo. Ése por el que nos
hemos comprometido a hacer la diferencia, para no dar un paso atrás, para
entender que “¡si las mujeres no están, la democracia no va!”.
Con nuestra
firma signamos el manifiesto que establece la urgencia de politizar la agenda
de las mujeres, demandando el compromiso de los acuerdos y responsabilidades de
los partidos políticos frente a los derechos de las mujeres para hacer valer la
paridad total en todos los niveles y órganos de gobierno, exigiendo que ningún
agresor nunca más llegue al poder.
Pero
además, requiriendo que se destinen presupuestos dignos y justos, al tiempo que
también le solicitamos al Estado mexicano haga valer la laicidad que la
Constitución establece, exigiendo que se impulse una agenda que desfeminice los
cuidados y que valide el nuevo pacto social que corresponde a la realidad de
vida que hoy es necesario garantizar.
En la
vindicación plena de nuestra ciudadanía política, la exigencia de respeto hacia
nuestros derechos es el compromiso que motiva nuestra acción y en ese sentido,
nuestra presencia pública en las calles, en las redes y en la vida de la nación
es irreversible y lo que viene a continuación, es la continuación de este
proceso que no tiene marcha atrás.
Honrando la
memoria de Hermila Galindo, de Elvia Carrillo Puerto y de tantas otras mujeres
que construyeron los cimientos de esta realidad, hoy las mujeres estamos haciendo
el más revolucionario de todos los actos: estar juntas y articuladas. ¡Ya
llegamos y no nos vamos!
@MonicaMendozaM