JEROME LEJEUNE, DECLARADO VENERABLE SIERVO DE DIOS
JEROME LEJEUNE, DECLARADO VENERABLE SIERVO DE DIOS
La ciencia no está peleada con la fe, se puede ser un auténtico
investigador y fiel creyente. La búsqueda de la verdad no se contradice con la
fe. Jerome Lejeune fue un gran médico que curaba, al mismo tiempo un gran
filósofo que amaba al ser humano y reconocía su dignidad. Su ciencia le llevó a
confirmar lo que había intuido por la fe.
El
pasado 21 de enero de 2021, se dio a conocer que el Papa Francisco aprobó el
decreto por el que se reconoce las virtudes heroicas del médico francés Jerome
Lejeune considerado el padre de la genética moderna por descubrir en 1959 la
anomalía cromosómica causante del Síndrome de Down. Jerome Lejeune fue además
un gran promotor y defensor de la vida humana desde su concepción.
El
camino que sigue la Iglesia católica para reconocer y declarar a alguien como
una persona santa tiene varias etapas. La primera es ser venerable siervo de
Dios, es decir se investiga y se muestra que esa persona vivió en grado heroico
las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad. Luego para que un venerable
sea beatificado es necesario que se haya producido algún milagro debido a su
intercesión y, para que sea
canonizado, es decir declarado santo, se requiere un segundo milagro obrado por
su intercesión después de ser proclamado Beato.
El
profesor Jerome Lejeune, científico ilustre, médico de fama internacional,
conocido y estudiado por todos los médicos, especialmente los pediatras en los
últimos 50 años, nació el 13 de julio de 1926 en Montrouge (Francia) y murió en
la ciudad de Paris el 3 de abril de 1994. Padre de cinco hijos, un ferviente
católico y gran líder próvida en su país.
La
anomalía cromosómica “Trisomía 21” descubierta por Lejeune permite el
diagnóstico precoz del Síndrome de Down. Este descubrimiento científico puso en
evidencia cómo la ciencia puede ser un arma de doble filo.
Tras el hallazgo, Jerome Lejeune fue reconocido y le rindieron todo tipo de honores en el mundo de la ciencia, sin embargo, también se dio cuenta de cómo su descubrimiento se podía usar para detectar y acabar con los niños con trisomía. Lejeune siempre rechazó la opción del aborto para impedir el nacimiento de niños afectados por ese problema. Fue entonces cuando el mundo de la ciencia lo empezó a dejar de lado.
Lejeune
se convirtió entonces en un referente para la defensa de la vida. Fue llamado
por el Vaticano para formar parte de la Pontificia Academia para las Ciencias.
Se sabe que mantuvo una buena relación de amistad con San Juan Pablo II. A
través de esta relación, el Papa creó más tarde la Pontificia Academia para la
Vida y nombró a este científico francés su primer presidente.
La noticia del reconocimiento del profesor Jerome Lejeune como
venerable siervo de Dios ha sido recibida con mucha alegría por la causa provida.
Consideramos que contribuirá a la difusión y fortalecimiento de la cultura de
la vida.
Este
anuncio se produce en un contexto que resulta alarmante para el respeto de la
vida humana en nuestro país donde existe un ataque sistemático en contra del derecho
a la vida de todo ser humano. En México hay 17 diputadas federales que buscan
imponer el aborto a nivel nacional. El aborto no es un derecho, ni un
procedimiento que garantice el derecho a la salud de la mujer ni a la libre
autodeterminación como lo proclaman los promotores de la cultura de la muerte.
Jerome Lejeune luchó toda su vida por el respeto del ser humano en
estado embrionario, por eso se opuso a la ley Veil que legalizó el aborto en
Francia en 1975.
Con esta declaración vaticana, la Iglesia Católica reconoce a un
científico excepcional que puso sus talentos y su fe al servicio de la dignidad
de las personas afectadas por una discapacidad intelectual, muy particularmente
la de los niños con síndrome de Down.