Jugar con fuego
Jugar con fuego
“Tenemos lo que queremos, pues nos contentamos con
lo que tenemos”.
Miguel de Cervantes
Por Pedro
Peñaloza
La agenda pública está sujeta a
los dictados del presidente López Obrador. Las misas de siete son la brújula
política y el tribunal que dicta sentencias infalibles para sus contrincantes.
No odia, pero humilla. El propio inquilino de Palacio Nacional admitió que
concurre a sus conferencias sin prepararse. Eso estaría bien, si su
responsabilidad fuera “charlar”, pero no, su papel es otro muy distinto.
El tabasqueño no ha entendido
cuál es su función institucional —no almidonada, que conste— y la trascendencia
de sus dichos y acciones en un país ahogado por el presidencialismo. Sus
lanzadas cotidianas sólo sirven para alimentar a sus hordas clientelares y
sedientas de linchamientos mediáticos. AMLO ha decidido gobernar con el libreto
de la demagogia y de la ocurrencia.
Repetir como letanía que, no
obstante las duras cifras que nos ha impuesto la pandemia, el país está
remontando sus efectos perniciosos, es pretender lanzar arena en los ojos a una
población que perdió el empleo y en otros casos su ya bajo salario. Ya desde
antes, la voz presidencial había desestimado el nulo crecimiento e incluso el
decrecimiento de la economía nacional, hasta cuestionó la medición del PIB,
pero no se atrevió a dar el paso a los indicadores del PNUD, que muestran la
creciente desigualdad multidimensional, que va más allá de la medición por
ingreso. Puros desplantes efectistas.
En el paquete económico para 2021
se reafirma la ficción en que vive el tabasqueño. Proyectar un crecimiento de
4.6% de la economía resulta un choque con la realidad y confronta a los
análisis de todas las agencias internacionales. El presupuesto de Egresos se
basa en cuatro ejes engañosos, a saber: seguridad, salud, clientelas sociales y
sus proyectos estrella, cuyos montos no resuelven nada sustancial; sin olvidar
la desaparición del Fortaseg, una pírrica ayuda, pero necesaria, a los
municipios para enfrentar las violencias y apoyar la cohesión comunitaria;
elimina el presupuesto de las escuelas de tiempo completo, una defensa a la
soledad y al abandono familiar; se otorgan limosnas a los presupuestos de
prevención y atención a las mujeres; y, ni siquiera se fortalece el presupuesto
de las áreas anticorrupción, supuesta prioridad de éste gobierno, entre otras
afrentas a los vulnerables y a los nuevos y viejos pobres. AMLO cree que puede
exorcizar los problemas terrenales solamente con su “fortaleza moral” y con
paquetes económicos voluntaristas. Eso es jugar con fuego ante un incendio que
avanza, poco a poco, en la pradera nacional y quizá no habrá líquido que lo
mitigue.