¿Justicia sin equidad social?
Pedro Peñaloza
«El derecho es la más bella invención de los hombres contra la justicia»
C. Délavigne.
1. La justicia. Esa abstracción que solo la conocen quienes viven injusticias. Al hacer entrega del Informe y Propuestas sobre Justicia Cotidiana en México al presidente Enrique Peña, el director del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Sergio López Ayllón, aseguró que «la justicia cotidiana, sus instituciones y sus efectos en la vida de las personas tienen un escenario preocupante y la mayoría de los ciudadanos carece de medios y condiciones para solucionar sus conflictos a través de las instituciones».
Como se sabe, la Presidencia de la República le encargó al CIDE un estudio de la situación que prevalece en la llamada «justicia cotidiana». Dicho organismo educativo realizó foros de consulta para cumplir dicho cometido. Los resultados únicamente comprueban los rezagos que padece un aparato jurídico diseñado para proteger a los poderosos y marginar a las mayorías desposeídas y carentes de influencias y dinero.
Los datos dados a conocer representan una radiografía ilustrativa de lo que podríamos llamar el «Estado de Derecho terrenal». De dos millones 100 mil asuntos que se analizan en distintas instancias de justicia del país, solamente 13% tiene que ver con el ámbito penal, mientras que el 35% está relacionado al ámbito familiar, 20% al mercantil y 30% civil. Es decir, el universo de estudio es lo suficientemente amplio para construir un diagnóstico previsible.
2. ¿De qué justicia hablamos? La visión limitada que se tiene frente a la justicia la dejó clara el inquilino de Los Pinos, al señalar que,»la justicia está rezagada, olvidada y rebasada». Y convocó a «trabajar en el tema y renovar el pacto social para que los ciudadanos reafirmen su confianza en la ley e instituciones». Es evidente, que las 217 propuestas y 20 recomendaciones al ejecutivo y a los estados, están colocadas en las coordenadas del Derecho, es decir, en la actuación ex post de las instituciones del Estado. Dicho de otra manera, el estudio entregado «olvida» lo esencial: la génesis y los resortes que colocan a los ciudadanos en condiciones de vulnerabilidad y creciente abuso. En efecto, se insiste en que la fenomenología social puede transformarse con medidas reactivas, lo cual es solo la repetición de las políticas que están orientadas a realizar acciones cosmetológicas en la superestructura del Estado.
3. ¿Soluciones a fondo o el arte de la distracción? Si en realidad se quieren realizar acciones justicieras se tendrían que cambiar sustancialmente las estructuras y las políticas que emanan de paradigmas que buscan dejar intocado un sistema que fomenta la exclusión y la inequidad social. Si en realidad el ciudadano Presidente busca luchar no sólo contra los efectos, sino atacar los orígenes de la injusticia, tendría necesariamente que encabezar una jornada opositora al neoliberalismo y al capitalismo transnacional. Por supuesto, que esto es inimaginable, únicamente es un ejemplo de la demagogia que subyace en este tipo de medidas tan espectaculares como inútiles.
Epílogo. Aclaremos: no puede haber justicia jurídica sin equidad social. Si el Presidente es simpatizante de promover estudios de fenómenos cotidianos, sería conveniente que solicitara uno que midiera la desigualdad social y las consecuencias en la vida cotidiana de los millones de compatriotas que son tratados con desprecio por un sistema que favorece la concentración del ingreso en una minoría y genera permanentemente una interminable fábrica de pobres. ¿Se atreverá Peña a financiar un estudio desde Los Pinos que desnude sin ambages al sistema económico mexicano? No, ¡por supuesto que no!
pedropenaloza@yahoo.com / Twitter: @pedro_penaloz