LA AGENDA PRIMERO
LA AGENDA PRIMERO
Mónica Mendoza
Esta es una semana decisiva en el calendario electoral, definida claro
está, por la instalación del Consejo General del Organismo Público Local
Electoral de Veracruz (OPLEVER) que dirigirá el proceso electoral local que
tendrá como objetivo el domingo 2 de junio de 2024, día en que concurrirán las
elecciones más grandes de la historia reciente de nuestro país.
En Veracruz se juega casi todo: la gubernatura, las senadurías, las
diputaciones federales y locales. Solo se exceptúa a las elecciones
municipales, por las que se contenderá hasta 2025.
Al momento de iniciar el proceso, de los partidos
nacionales con presencia en la entidad, la coalición que conforman Morena, el
Partido Verde y el del Trabajo están a días de formalizar la decisión que en
realidad sabemos desde hace casi cinco años, pero que buscaron disfrazar con un
proceso del que ahora no saben bien cómo evitar que sus fracturas les dividan
más.
Mientras que del Frente Amplio por México,
integrado por el PRI, el PAN y el PRD seguimos viendo el mutismo y falta de
definición que solo genera incertidumbre y que en nada abona al afianzamiento
de una oposición sólida; y falta aún por saber quién abanderará a Movimiento
Ciudadano, que dijo que se la jugará solo.
Los nombres serán pues los que ellos decidan. Sí,
en masculino.
En todo caso, lo que debemos exigirles a las tres
personas o más que participen como contendientes por la gubernatura de Veracruz
es una agenda clara para y por las mujeres de la entidad.
Porque es cierto que la paridad le añade un componente
distinto a la configuración de las campañas, pero sean hombres o mujeres
quienes les abanderen, tienen que presentarnos una agenda con la que haya
compromisos reales, basados en un diagnóstico realista de la realidad de vida
de las más de 4 millones de mujeres veracruzanas que residen en territorio
veracruzano.
Ya basta del falso discurso utilizado durante casi
un sexenio, en el que se dice que hay compromiso con las mujeres porque varias
de ellas encabezan dependencias y poderes. Ya vimos que ellas no deciden y más
aún, que su presencia es utilizada para violentarlas o para usarlas para
convalidar prácticas patriarcales.
No, lo que necesitamos es el claro compromiso de
cada contendiente sobre el destino que tendrá el Instituto Veracruzano de las
Mujeres, que habrá vivido su sexenio más opaco, no tan solo por el no
nombramiento de su titular, sino por operar con Consejos Consultivo y Social
vencidos, por la progresiva disminución de su presupuesto, por la nula
incidencia de su actuar y por la poca transparencia en las dos Alertas de
Violencia declaradas para la entidad y la excesiva dilación de la declaratoria
de una tercera.
Necesitamos saber exactamente qué acciones se
realizan en la Fiscalía para prevenir, atender, sancionar y erradicar la
violencia, que nos mantiene en los primeros lugares a nivel nacional, aunque
pretendan ocultar esa realidad maquillando las cifras.
Es urgente saber cómo están los servicios de salud,
garantizando la calidad de vida de las mujeres, la atención al cáncer, a la
muerte materna, a la salud mental y al aborto, con el que sigue habiendo
pendientes pese a ser ya un derecho garantizado por la legislación veracruzana.
Queremos conocer cuál es su compromiso para con las
mujeres víctimas de violencia, con las madres buscadoras, con las mujeres
privadas de su libertad, con nuestras niñas que están siendo enganchadas por
las redes de trata, para atender la violencia vicaria cuyas cifras son
alarmantes.
¿Qué tienen diseñado como política pública para
fortalecer la autonomía financiera de las mujeres? Y para disminuir la brecha
de desigualdad en una entidad en donde ésa es una condición que limita el
desarrollo.
Hay que preguntarles a quienes aspiran a gobernar
la entidad, ¿qué han hecho desde sus cargos por las mujeres?
Ya estuvo bueno de demagogia. Ya perdimos un
sexenio. No estamos dispuestas a perder ni un minuto más.