LA CAUSA
LA CAUSA
Uriel Flores Aguayo
La historia nos
enseña lo que son, y sus efectos, las llamadas “causas”. Tienen que ver con
proyectos que se asumen como revolucionarios, transformadores y de tonos
utópicos. Por definición son colectivos y de masas. El individuo es un ser
aislado, no cuenta como uno. Se fusiona en el todo.
Esa condición genera
un discurso abstracto e incendiario, que apela a las emociones de su público;
normalmente es para justificar todo y resalta por su abundancia y
omnipresencia. Es mucho de verborrea y demagogia. Ofrece el paraíso para algún
día. La causa significa todo y nada. Nace de algunas ideas y de un liderazgo y
adquiere vida propia. Sus promotores ya no tienen que explicar nada ni
justificar sus actos pues les basta apelar a la causa. Todo se subordina a la
causa.
En la URSS y en
China murieron millones de personas por la causa. En Cuba y Venezuela se
empobreció hasta el hambre a la mayoría de sus sociedades por la causa. En
Argentina, Bolivia y Nicaragua se eternizó a sus gobernantes por la causa; en
este último país gobierna el delirio y la locura por la causa. En El Salvador
ejecutaron al poeta Roque Dalton por la causa. Es decir, un supuesto fin
superior justifica todo a los que tienen el poder y creen poseer un sentido de
trascendencia histórica. Su corte es mesiánico. No creen en la pluralidad, el
equilibrio de poderes y los periodos exactamente establecidos en los cargos. Se
creen indispensables, se afirman en el necesariato. Su causa les da un aire
místico, siempre promoviendo el culto a la personalidad y el pensamiento único.
En gran medida sus pilares discursivos y narrativos son las mentiras y la
fantasía. Así se llevan con sus causas.
Normalmente no saben
el significado de esas causas, más allá de afanes de poder y algunas ideas y
ocurrencias. En sus bases de apoyo la comprensión del significado de las causas
es casi nulo, esos huecos los llenan con propaganda. Sus causas los consuela en
la obvia corrupción y los abusos. Si manipulan, si son arbitrarios, si reprimen,
si roban, pero todo es por la causa. Cada despliegue y movilización son
pellizcos a los recursos que los hacen más ricos. Incluso, lo presumen y
publican. Sus causas más bien son el culto al Caudillo, es la orfandad, es
abdicar de conciencia y dignidad. Son causas de papel, son nocivas en esencia.
Recadito: invistan
en agua y dejen de botar el dinero.