LA CONVERSIÓN INTERIOR ES SALUDABLE
LA CONVERSIÓN INTERIOR ES SALUDABLE
Con el Miércoles de Ceniza iniciamos en la Iglesia Católica
la Cuaresma, un tiempo de preparación
para la Pascua. A través de la
escucha de la Palabra de Dios, la Oración, la participación en los sacramentos y la práctica de las obras de misericordia se busca la conversión personal como respuesta a la invitación que Jesús hace al comienzo de su predicación: “CONVIÉRTANSE
Y CREAN EN EL EVANGELIO” (Mc 1, 12-15).
Las dos palabras claves de la cuaresma son entonces
Conversión y Fe. Convertirse significa
cambiar de mentalidad, cambiar el modo de ver y juzgar las cosas y por consiguiente modificar la conducta en el
modo de proceder. Creer en el
Evangelio significa poner la
confianza en Jesús y en la buena nueva que él trae al mundo. Creer en el Evangelio es ante todo, creer en la
persona del Hijo de Dios y
encontrarse con ella; confiarse a él y estar
dispuesto a seguirlo.
Conversión y fe van de la mano porque la conversión está
movida por el descubrimiento y
reconocimiento de un bien, en este caso se trata de la persona de Jesús y lo
que ella nos ofrece.
La conversión se relaciona con la justicia y la verdad, en
este sentido todo el que escucha a
Dios y cree en su Palabra no puede convivir ni estar asociado con la maldad, ni planear, ni ejecutar signos de violencia contra los demás ni contra la naturaleza.
Durante este periodo de la cuaresma, el llamado principal
que escucharemos es el de la conversión
y la renovación interior. Este llamado no se reduce sólo al campo religioso. La conversión toca el corazón, la mente, los pensamientos, los sentimientos y los afectos, todas las
acciones de la persona. Todo se
encamina al bien cuando hay conversión.
Todos necesitamos convertirnos; no podemos ni debemos
acostumbrarnos a un estado de vida
mediocre; no es bueno quien no quiere ser mejor. En este sentido la comunidad y quien desempeña la autoridad también necesitan conversión; la función política necesita convertirse en un instrumento que ayude a servir a la sociedad
para hacer de esta profesión una
ocasión para trabajar por el bien común, la justicia y la construcción de la paz.
Quienes se dedican a la política saben que esta función se
ha deteriorado y se ha desacreditado enormemente. Estamos observando muchos
vicios que se esperaban ya se
hubieran desterrado; se sigue haciendo a un lado a los ciudadanos y se observan imposiciones y caciquismos; por otra
parte, no menos grave, en el caso de algunos servidores públicos, con una actitud cínica y sin ningún rubor usan los
bienes públicos para manipular, chantajear, aprovecharse de las necesidades de la población vulnerable y pretender perpetuarse en el poder.
Ojalá los candidatos a diputaciones federales y locales así
como quienes aspiran a ser alcaldes
comprendan que la gente ya no soporta promesas irreales o mágicas y ya no quiere ni merece mentiras.
Por todo esto el llamado y la insistencia a la conversión
durante este periodo cuaresmal van
más allá de las fronteras de la comunidad cristiana. Renovar el interior es
saludable para todos y nos hace bien
a todos. Urge la conversión interior para comprometernos con el bien y la bondad.
Que este periodo cuaresmal nos lleve a todos a convertirnos
en mejores ciudadanos y a tener una mejor sociedad.
Pbro. José Manuel Suazo Reyes