La cultura del estacionamiento
Como lo comentamos la semana pasada, sin abundar en ello y como ya se ha dado a conocer en otros medios, la semana anterior en una sesión extraordinaria de cabildo, se sometió a votación la conveniencia de instalar parquímetros en el centro de esta ciudad. En dicha sesión la mayoría de los ediles votó en contra de esa disposición, dejando anulada la procedencia de que una empresa privada se hiciera cargo de esos aparatos que cobran por estacionarse en las calles del centro y de una área importante de varias manzanas.
Ese proyecto se venía analizando desde el inicio de la presente administración, argumentando que representaba un importante ingreso a las arcas municipales.
Como en todo, existían posturas encontradas, unas a favor y otras en contra sobre la transparencia en el manejo de dichos dispositivos.
Sin embargo, es importante destacar que las calles del centro, efectivamente se encuentran saturadas de vehículos y no existe un ordenamiento vial que controle las zonas donde se permite o no, estacionarse sin costo.
En los días hábiles de la semana, las calles se llenan de vehículos que se estacionan todo el día, que pertenecen trabajadores que cubren un horario y que dejan sus unidades en la calle. La mayoría son maestros, empleados municipales, empleados de bancos, de notarías, de comerciantes, etc., que ocupan esos lugares gran parte del día, dejando sin opción a que los visitantes o personas que esporádicamente visitan el centro o a quienes solo acuden a realizar algún trámite, cuenten con espacios para estacionar su coche.
Todos queremos llegar en coche al lugar al que vamos, olvidando que las calles no están diseñadas para tanto tráfico. No tenemos la cultura de caminar algunas cuadras o de usar los estacionamientos disponibles.
Si a eso agregamos que Tránsito no cuenta con el suficiente número de elementos para controlar el desorden que originan los taxistas haciendo servicio colectivo o hacer “sitio” en las paradas de autobuses, entonces estamos ante un grave problema de vialidad y de falta de espacios para estacionarse.
Con parquímetros o sin ellos, realmente hace falta poner orden en la cada vez más saturada vialidad y fomentar la educación vial en conductores y peatones, con el fin de menguar un poco el pesado tráfico. Son de las medidas que no requieren inversión, sino voluntad política.