LA DANZA DEL DINERO Y LA POLÍTICA
LA DANZA DEL DINERO Y LA POLÍTICA
Por Uriel
Flores Aguayo
En mi experiencia actual observo la reiteración
clientelar y mercantil en los procesos electorales de Xalapa. El surgimiento de
un nuevo partido hegemónico, Morena, mantiene intactos los rasgos esenciales de
la añeja práctica política partidista. No hay cambio alguno en ese campo que no
sea de nombres y colores. No hay avance democrático. Toda propuesta ciudadana y
de voto libre tiene enfrente el uso de dinero y la manipulación de los
programas sociales, como antes, como siempre. Esos factores distorsionan la
voluntad popular y arrojan resultados artificiales. La regla sigue siendo:
tanto tienes, tanto val. Las claves de un buen resultado radican en los
porcentajes de voto consciente. En ese contexto sigue siendo un asunto de
pragmáticos e idealistas. En medio de la danza de los millones se puede pensar
que las candidaturas de condición ciudadana están en franca desventaja. Es curioso
y contradictorio que el partido Morena ejerza una política idéntica a la que
practicaba el otrora poderoso PRI. Despliega mucho dinero, millones por
candidatura, alinea la publicidad oficial, promociona los programas sociales y
manipula la vacunación anti Covid-19. Exactamente lo mismo que hacía el PRI.
Algunas oposiciones cuentan a su favor, en algunos casos, con ciertos recursos
económicos y la inercia de haber gobernado municipios y el Estado. De todos modos,
es la competencia de la propaganda contra las promesas concretas, como
antes.
El PRI fue partido de Estado, luego hegemónico
y, finalmente, uno más de la competencia hasta llegar a su lugar actual, de
relativa debilidad. Sus excesos, abusos y derroches le pasaron la cuenta con la
transición democrática y las alternancias. Morena es hegemónico y rápidamente
se volvió un cascarón donde se practica esa anacrónica política descrita en el
pasado del partido tricolor. Así como va camina directo al fracaso. En el PRI
había de todo, intelectuales y analfabetas, ciudadanía y clientelas,
extraordinarios servidores públicos y chambistas, honorables y corruptos,
capitalistas y socialistas, revolucionarios y reformistas, ricos y pobres, patrones
y obreros, latifundistas y campesinos, etcétera. Era un frente nacional,
amplio, atrapa todo. Morena se parece mucho a ese PRI. Por supuesto que tiene
idealistas y honorables conviviendo con pragmáticos e impresentables. Sus fines
justifican los medios para lograrlo.
Las elecciones municipales, de Cabildo y
Alcaldías, ocurren entre elecciones legislativas locales y federales. Son parte
de una misma campaña. Lamentablemente no resultan de una pura inclinación por
figuras y propuestas de carácter municipal. No. Salvo los porcentajes de voto
diferenciado en general los sufragios se emiten en cascada. Ese dato
distorsiona la voluntad popular referida al Ayuntamiento. Se vota por muchos
factores, conforme a las tendencias partidistas, incluyendo el de carácter
municipal, entre otros. Lo ideal sería que las elecciones municipales se
efectuaran por separado para que se pudiera optar con claridad sobre las
propuestas de ese nivel.
Los partidos nacionales ya están en campaña con
sus candidaturas a las diputaciones federales. Son dos meses de campañas. Un
mes más que las locales. Llevan una ventaja a los partidos estatales que no
pueden participar en lo federal. Cuando éstos arranquen ya van en desventaja.
Las propuestas locales de los partidos nacionales reciben la estafeta
representada en una tendencia electoral de manos de sus aspirantes federales.
Los partidos estatales empiezan casi de cero. Se puede observar ahí otro
elemento de clara inequidad. Afecta más en lo relativo a la conformación de los
Cabildos, que resultan de votaciones diversas no ligadas exclusivamente a los
intereses locales.
A pesar de todo eso, de las inequidades y
condiciones adversas para que se abra camino la pluralidad, es indispensable
participar, tener opciones y revitalizar nuestra vida pública.
Recadito: tres millones para
promoción del voto al partido en el poder en cada distrito, como en los viejos
tiempos.