LA DEMOCRACIA
LA DEMOCRACIA
Por
Rafael Rojas
Cuando
se habla de democracia se hace presente Solón de Atenas. Uno de los siete
sabios de la antigua Grecia nacido en el año 638 A.C. Deseaba un pueblo
democrático y legisló lo que él entendía como democracia. Esta idea nació
muchos años antes del nacimiento de Cristo. A partir de esa época la palabra se
hizo común en el lenguaje de los pueblos. Todos hablaban de democracia sin
tener muy claro lo que significaba, pero eso no era lo más importante sino
aplicarla en la práctica cotidiana de la sociedad, nada fácil.
Una
idea más clara de lo que significa esta palabra lo son las Repúblicas utópica
plasmadas en la literatura en pleno renacimiento, sin olvidar la del filósofo
poeta Platón a la que llamó “La República”. Por ejemplo, “Utopía” inspirada por
Tomas Moro. “La Nueva Atlántida” de Francis Bacón, o “La Ciudad del Sol” de
Tomasso Campanella. Tres sociedades que abren la puerta para asomarse a lo que
es vivir en algo muy parecido a la democracia en pleno renacimiento italiano,
lamentablemente solo son sueños, imaginaciones y buenos deseos de sus autores
que las idealizaron en tiempo y espacio. Desde Solón de Atenas han transcurrido
más de dos milenios y la democracia se pregona a los cuatro vientos, pero no se
practica en la realidad tal y como debiera de ser.
Los
actores políticos son los principales en desnudar esa palabra, de pregonarla,
difundirla, divulgarla a los cuatro vientos, para llevarla a la práctica, son
los primeros que se les olvida o, simplemente, no les conviene llevarla a pie
de la letra, por no convenir a sus intereses personales y de partido, su
trabajo es empañado de esta manera y el pueblo se deja manipular por también
convenir a sus intereses personales. En tiempos de campaña electoral todos
llevan en las manos el estandarte de la democracia, pero le esconden el corazón
y la libertad del espíritu.
Los
pueblos deben ser democráticos si en verdad desean rozar la felicidad a través
del tejido social, este paso significa renunciar a beneficios personales y de
grupo, se debe de ser integro. Es necesario atreverse a dejarse abrazar por una
sociedad limpia de impurezas humanas, de lo contrario, los años pasan y la
democracia seguirá siendo una utopía, un sueño inalcanzable. Si un pueblo fuera
demócrata no necesitaría que un candidato recorriera calles y pueblos ni gastos
innecesarios en publicidad para ganarse el derecho de ser votado. La democracia
es una responsabilidad de todos.