La elección de los agresores
La elección de los agresores
Por Aurelio Contreras Moreno
Mientras
se llenan la boca hablando de paridad, de los derechos de las mujeres y de
combatir la violencia en su contra, la gran mayoría de los partidos han
postulado como candidatos a varones con sendas denuncias como agresores de todo
tipo, ejerciendo desde la violencia física hasta la sexual.
Aunque
el caso paradigmático sin duda es el de Félix Salgado Macedonio –quien dejó de
ser candidato de Morena a gobernador de Guerrero no porque su partido y el
régimen al que representa asumieran compromiso alguno en el combate a la
violencia, sino literalmente por idiota-, en casi todos los partidos se
postularon sujetos con señalamientos por distintas clases de violencia contra
mujeres. Y lo peor: esos mismos partidos se negaron a “bajarlos” de las
candidaturas, a pesar de que aceptaron sumarse a un acuerdo político en ese
sentido.
El
formato “3 de 3 contra la violencia de género” aprobado por el Consejo General
del Instituto Nacional Electoral (INE) y que suscribieron todos los partidos
para que las personas con señalamientos por violencia contra las mujeres
–agresores, violentadores sexuales y deudores alimenticios- no accedieran a
candidatura alguna, se quedó en un compendio de buenas intenciones que no
impidió que ese tipo de actitudes se quedaran sin sanción. Los agresores están
en este momento en campaña.
Esto
es consecuencia en muy buena medida de la incapacidad invocada por el INE para
revisar las candidaturas al cien por ciento, quedándose con una muestra que
apenas abarca un tercio del total de los candidatos a los diversos cargos de
elección popular. Pero sin duda, la carga de la responsabilidad queda en los
partidos, que escudándose en que no hay sentencias definitivas contra los
señalados, arguyen que no tienen por qué revocar sus candidaturas.
En
Veracruz hay por lo menos cinco candidatos de diferentes partidos en esta
circunstancia: por Morena, el abanderado a la presidencia municipal de Amatlán
de los Reyes, Gabino Cruz Díaz, denunciado por agresiones físicas a sus ex
parejas; por Fuerza por México, el aspirante a la alcaldía de Isla Rafael
Martínez Torres, acusado de violación, agresión y amenazas.
Movimiento
Ciudadano tolera dos casos: el del candidato a alcalde de Manlio Fabio
Altamirano, Martín Lagunes Heredia, quien enfrenta un proceso como deudor de
pensión alimenticia, la cual se ha negado a pagar desde hace más de 30 meses; y
el también abanderado a presidente municipal, pero en este caso de
Cosamaloapan, José Antonio Chiunti, denunciado por tentativa de feminicidio,
sustracción de menores y violencia familiar.
El
Partido Verde, que se especializa en arropar impresentables, ha mantenido
contra viento y marea la candidatura de Marcos Isleño a la presidencia
municipal de Medellín, aun cuando este político –residuo del
duartismo-fidelismo- fue acusado de ejercer violencia física en contra de una
mujer en 2013. La justificación del dirigente estatal Carlos Marcelo Ruiz
Sánchez fue la ya referida líneas arriba: no hay sentencia judicial firme en contra
de esta persona.
Y hablando
del Partido Verde, este lunes se corrió la voz de que en el municipio de
Tulcingo de Valle, en el estado de Puebla, hizo candidato a alcalde a Josué Meza
Rodríguez, un energúmeno que en 2019 agredió a golpes a la comunicadora
xalapeña María del Refugio “Coquis” Gómez, a quien dejó severamente lastimada
luego de darle un puñetazo y varias patadas en plena vía pública a causa de un
reclamo por irresponsabilidad en el manejo de su mascota en espacios comunes.
Con
todo y que Josué Meza fue detenido por la Fiscalía General del Estado de
Veracruz para que respondiera por las lesiones causadas; de que quedó sujeto al
proceso penal 208/2019, del cual tiene pendiente una audiencia de reparación de
daños para el próximo 29 de octubre; y que permanecerá cinco años en el registro
de agresores en poder de los órganos electorales, solo le bastó irse a su
estado natal y acercarse al PVEM para que éste, sin problema, lo hiciera su candidato.
La
que apuntaba para ser la elección de la paridad, será recordada más bien como
la elección de los agresores. Con la complacencia y complicidad de los partidos
políticos.