LA ENGAÑOSA NEUTRALIDAD
LA ENGAÑOSA NEUTRALIDAD
Pedro Peñaloza
“Preferiría la
paz más injusta a la más justa de las guerras”.
Cicerón
La embajada de Israel en México se inconformó por
las declaraciones expresadas por el presidente López Obrador, el pasado lunes,
ante los ataques de Hamás y demandó una postura más enérgica del gobierno
mexicano.
Recordemos que horas antes la cancillería mexicana,
en un comunicado, había señalado que, “todo acto terrorista constituye una
amenaza a la paz y a la seguridad internacionales, lo que demanda la plena
cooperación de los Estados para prevenirlos y sancionarlos. Ninguna causa
justifica el recurso al terrorismo”, subrayó el boletín. Nada que ver con la
postura del presidente de mantener una posición ambigua y escapista de los
hechos concretos.
Por supuesto, es preciso enfatizar que Hamás no
representa la histórica rebeldía del pueblo palestino. Sus acciones obedecen a
una lógica terrorista/religiosa y provocadora, como ya se ve en sus acciones
injustificables de atacar y secuestrar a personas ajenas al conflicto.
Al ataque inesperado de Hamás, Marc
Polymeropoulous, un antiguo analista de la CIA, lo describió duramente como “el
11-S de Israel”, que ya ha provocado un baño de sangre de incalculables
consecuencias (Grecko, Milenio, 09/10/23). Como era previsible, Biden ratificó
su apoyo a Israel. Por ello, instruyó al Secretario de la Defensa, Lloyd
Austin, que dispusiera del portaaviones “Ford” para que navegara hacia el
Mediterráneo oriental. Y todo el respaldo militar necesario.
Tengamos presente que el “Gerald R. Ford» es
el portaaviones más nuevo y avanzado de la armada y, junto con sus 5 mil
marinos, es un puente de cazas, acompañado por buques crucero y destructores
para interceptar armas. El tablero de la geopolítica no le da ninguna posibilidad
a Hamás, ni a sus aliados directos, Irán, Qatar, Siria, Corea del Norte y hasta
Venezuela.
El bloque pro-israelí es muy poderoso
económicamente. El botón para una guerra de altas proporciones no se descarta,
aunque los intereses regionales y globales son variables que no permiten
precipitaciones. Las consecuencias serían devastadoras en la pérdida de vidas
inocentes, en el intercambio y producción de mercancías y los desajustes
financieros. Aunque, sabemos que el capitalismo se adapta bien a la “economía
de guerra».
En tanto, nuestra política exterior oscila entre lo
aldeano y lo ocurrente. López Obrador juega con la “neutralidad” y la “no
intervención”, de acuerdo a sus intereses personales. Recordemos su papel con
Bolivia y Perú, y qué decir de su silencio cómplice frente a la dictadura de
Ortega, en Nicaragua. Es decir, la estampa de la simulación y el cinismo. Nada
distinto a su política interior. En efecto, la engañosa neutralidad.
@pedro_penaloz