LA ESTATUA DE COLÓN NO ENCUENTRA PUERTO
LA ESTATUA DE COLÓN NO ENCUENTRA PUERTO
Francisco
Morales
Agencia
Reforma
Ciudad
de México 11 octubre 2023.- A tres años de que fuera retirado de Paseo de la
Reforma, el conjunto escultórico de Cristóbal Colón, compuesto por la estatua
del marinero genovés y las de cuatro frailes, se encuentra ya plenamente
restaurado, pero sin una definición oficial sobre su destino.
Desde el 2020, tras una convocatoria para su
derribo durante las manifestaciones del 12 de octubre de ese año, las esculturas
han permanecido resguardadas por el INAH y restauradas para su futura
reubicación.
De acuerdo con Diego Jáuregui, especialista en
metales de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural
(CNCPC) del INAH, esta intervención fue concluida a finales del año pasado.
Dado el tamaño del Colón y de los cuatro
frailes, de 4 metros y 2 metros de altura respectivamente, las esculturas se
encuentran en una instalación de la dependencia, en carpas acondicionadas al
exterior, listas para su traslado en cuanto se decida.
«Las piezas siguen resguardadas aquí y sé
que el Instituto ha participado de valoraciones acerca de la condición del
pedestal y de su estado de conservación y ha dado seguimiento a este tema, sin
embargo, nosotros no tenemos conocimiento de que haya una definición en que la
obra, incluyendo su pedestal, se trasladará y a qué punto», explica
Jáuregui.
«Lo que sí te puedo comentar es que
nosotros tenemos las piezas listas para que eso pueda llevarse a cabo y que
puedan colocarse en condiciones de intemperie nuevamente», apunta.
Inaugurado en 1877, el monumento estuvo
considerado en el diseño original del antiguo Paseo de la Emperatriz, concebido
por Maximiliano de Habsburgo, y posteriormente formó parte de una narración histórica
junto con el resto de las estatuas en las glorietas.
No obstante, como parte de una oleada mundial
anticolonialista y de repudio a la figura de personajes como Cristóbal Colón,
las esculturas fueron retiradas y su pedestal actualmente es ocupado por la
antimonumenta «Justicia», una figura de madera que da identidad a la
hoy llamada Glorieta de las Mujeres que Luchan.
Con la develación el pasado julio de una
reproducción de la Joven de Amajac que convive con la antimonumenta, quedó
completamente sellado el cambio de vocación del espacio, pero el Colón y los
frailes siguen a la espera de un nuevo lugar.
Tras un desacuerdo entre el Gobierno de la
Ciudad de México y la Alcaldía Miguel Hidalgo para llevar las esculturas al
Parque América, la última noticia sobre un posible paradero la dio en febrero
pasado la entonces Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien dijo que el
conjunto iría al Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán.
En otro aniversario del «Día del
Encuentro entre Dos Mundos», aunque ya restaurado, Cristóbal Colón
continúa en la indeterminación.
Restauración
concluida
Las estatuas de Cristóbal Colón, Bartolomé de
las Casas, Diego de Deza, Pedro de Gante y Juan Pérez de Marchena llegaron a su
resguardo, en 2020, en condiciones complicadas.
Si bien es cierto que no se encontraban en una
situación de peligro inminente, su proceso de restauración fue complejo tanto
por los efectos de la intemperie como por la acción humana.
Con grandes dimensiones y realizadas con un
vaciado hueco de bronce, todas estaban afectadas, sobre todo, por capas muy
gruesas de polvo y por grafitis que cubrían entre el 15 y el 25 por ciento de
cada pieza.
Por su altura, además, sus posibilidades de
mantenimiento eran limitadas, por lo que capas de barnices y ceras envejecidas
de otras intervenciones también tuvieron que ser removidas.
«Eso fue un trabajo muy arduo porque,
obviamente, todo esto había que hacerlo con equipo de protección, con
mascarillas y eliminarlo completamente de toda la superficie para dejarlo libre
de materiales ajenos en las cinco piezas y poder recolocar una nueva capa de
protección», detalla el restaurador Diego Jáuregui.
Para quitar el polvo y la suciedad, se llevó a
cabo un proceso en dos fases, una con brochas aspiradoras y otra con agua
combinada con un tensoactivo, hasta que se liberó por completo.
Posteriormente, para la remoción de grafitis
se realizaron pruebas con diferentes solventes, se retiraron con hisopos y
luego con cepillos de plástico, puesto que estos agentes externos estaban
alojados en los poros de las superficies metálicas.
El proceso en las cinco esculturas concluyó
con la aplicación de un gel de disolventes con una brocha, que era dejado
cierto tiempo bajo una capa de plástico para evitar su evaporación, para luego
ser retirado con cepillos y una pasada final con una estopa.
«Este proceso en ocasiones se repetía de
dos a cinco veces hasta poder eliminar completamente la capa de
recubrimientos», ahonda Jáuregui.
Luego de estos procesos, las cinco esculturas
recuperaron una tonalidad negra, con algunas porciones verdosas por el natural
paso del tiempo, que se asemeja mucho al aspecto que seguramente tuvieron
cuando fueron instaladas.
De las piezas que fueron robadas, como un
crucifijo, una pluma y porciones de un sextante, el único que se decidió
reconstruir, por su importancia, fue un dedo que le faltaba a la escultura de
Fray Pedro de Gante.
Con ello, el proceso de restauración de las
estatuas ha quedado completamente concluido, aunque hasta el momento no hay
ninguna indicación para reubicarlas y reunirse con su pedestal, algo que los
especialistas consideran deseable.
«Conforman una unidad, tanto las
esculturas como el pedestal, porque las esculturas fueron traídas completas,
pero el pedestal llegó por partes desde Europa, y se montó aquí en 1877»,
opina Jaúregui al respecto.