«La Familia y la Exclusión en época de pandemia”
"La Familia y la Exclusión en época de pandemia”
Por Claudia Novelo
La
familia es el lugar de formación donde se aprende a vivir las grandes virtudes;
el lugar querido por Dios para formar al ser humano; el lugar donde nos
instruimos para ser personas; el lugar donde aprendemos a amar y a ser amados,
a ser generosos, fieles, honestos y responsables.
Hoy
las familias han aprendido a vivir en un contexto diferente en esta época de
pandemia, algunos con dificultades, y otras no tanto, el proceso puede ser
diferente, pero al fin y al cabo ha sido formativo, y de enseñanza.
Las
personas que han tenido el infortunio de ser alcanzados por este mal del siglo
(COVID), han vivido la sensación de rechazo aún dentro del entorno familiar, el
confinamiento y aislamiento les hace sentirse en cierta forma rechazados y
hasta excluidos, ¡imagina en los contextos externos!
Muchas
veces la exclusión es causa de dolor en una persona, y afecta la parte
psico-emocional, y como seres humanos uno de los peores miedos es al rechazo.
Cuantas
veces hemos pasado por ese malestar con algún integrante de la familia o hasta
en uno mismo, la discriminación por la clase social, el rechazo entre
compañeros, el bullying que sufren los niños y jóvenes, la discriminación por
genero etc. desafortunadamente muchas de estas conductas son aprendidas desde
casa.
Por
ello la importancia de fomentar los valores y las virtudes en el entorno
familiar, no importa si no obtuvimos esa formación o por cuestión cultural fue
transmitida, lo importante es que mueva el deseo de mejorar y fomentar una sana
educación en el valor de la persona con su dignidad absoluta.
Y es
que este virus nos está mostrando la fragilidad de la vida y que lo único que
nos puede ayudar a salir adelante, es unirnos como familia, personas y
cuidarnos como sociedad. Apostemos porque esta crisis sea una oportunidad y no
una ocasión perdida, para sentar las bases de un Estado al servicio del bien
común.
Quizás,
hoy más que nunca, necesitamos adoptar tanto en la vida pública, social y
familiar como en la intimidad de nuestras vidas diarias, lo mejor de las lecciones
aportadas, para aprender el valor de lo comunitario y el bien común, la riqueza
de redescubrir lo más cercano y la capacidad de solidaridad en esas personas que dentro del contexto
familiar han encontrado la manera de
manifestar a través de la fraternidad y de esa capacidad para sacar de nosotros
mismos lo mejor en tiempos recios y compartir gratis lo que gratis hemos
recibido a través del mandamiento del Amor.