La felicidad
Con un saludo a mi estimada amiga Lic. Marilda Rodríguez Aguirre.
Por Ramón Durón Ruíz
La historia cuenta que “Un estudiante de artes marciales se aproximó al maestro con una pregunta:
— Quisiera mejorar mi conocimiento de las artes marciales. Además de aprender contigo, quisiera practicar con otro maestro para aprender otro estilo. ¿Qué piensas de esta idea?
— El cazador que persigue dos conejos, –respondió el maestro– ¡No atrapa ninguno!”1
La moraleja es simple, ¿Cuál es el sueño que persigues en tu vida?, te invito que sea uno sólo, lo alcanzarás; cada día hay que ir tras un objetivo: ¡Ser Feliz! La fábula cuenta que le preguntaron al cienpiés, ¿Cómo te pones los zapatos? —De uno en uno –contestó.
Así debería ser nuestra vida, ir en pos de nuestros sueños, de uno en uno. Y para éste Filósofo lo primero es ir en pos de tu felicidad… lo demás llega por añadidura.
HOY descubre la felicidad en el racimo de bendiciones que hay en tu vida, recuerda que no viene de afuera, tampoco de la razón, no trae moño, pero es un gran regalo, que emerge de tu interior, y es mágica pues trasforma tu vida, los químicos que genera traen sanidad y armonía.
La felicidad es un acercamiento con tu Divinidad Interior, y en mucho depende de tus emociones y pensamientos, de lo que tu hagas, digas, trabajes y pienses, por eso HOY te invito que vivas en la alta frecuencia del amor y la positividad, y viajes pleno de pasión por la vida.
Es increíble, pero cuando descubres que la felicidad no se compra en las grandes tiendas, la encuentras en las pequeñas cosas de la cotidianidad, –que al final de la jornada no son cosas, es tu vida misma– y entre más eres capaz de trabajar en dar y repartir la felicidad, más se te multiplica.
El camino de la vida no es plano, te da horas de cavilación y dolor, para que seas capaz de reconocer el valor y la fuerza de la felicidad, que siempre te lleva a gozar lo que eres y lo que tienes, a disfrutar la partida tanto como la llegada.
El que obra de buena fe, el que se respeta y ama a sí mismo, el que se entrega a servir, a dar y a amar incondicionalmente al prójimo, al final de la jornada se sorprende, sin saber ¿Por qué? es bendecido con la felicidad.
En la temporalidad de la vida, –lo único permanente es el cambio– todo es relativo, nada es para siempre, ni el éxito, ni los problemas; el secreto radica en que ambos te lleven a vivir alegremente, a reflexionar, a aprender la lección y te hagan más sabio, entonces sabrás cuando hay que dar el paso siguiente.
La gente me pregunta: ¿El hombre, cuándo se hace viejo? Cuando deja de estar enamorado de la vida y de ser feliz; y ¿Cuándo se es sabio? Cuando reconoces que no hay felicidad sin amor, que ésta no es eterna, ni perfecta, el secreto radica en aprender a disfrutar plenamente cada instante en el aquí y el ahora.
Quien no siente la felicidad, la pierde, quien la valora en su justa dimensión, la hace suya, llevándolo a amar su vida, cuidar su cuerpo, alimentar su alma, a ser Maestro de sí mismo.
La felicidad, te da sentido del logro, asienta tu sentido de pertenencia, plenifica tu alma, da luz a tu ser. La felicidad, es simplicidad, será que se necesita ser muy sabio para ser sencillo; es tener sueños; es vivir con pasión, con emoción; la felicidad, es amor, es humor… ¡te lleva a volar en libertad!
Aprendiendo del genial humor del mexicano; “resulta que el Filósofo de Güémez viajaba en la pesera, cuando subió un enanito sentándose a su lado. Pasado un rato la pesera frenó en una parada y el enanito se resbaló del asiento. Entonces el Filósofo lo tomó del brazo y lo volvió a sentar en su lugar.
Unos minutos más tarde, al enfrenar en la siguiente parada, el enanito se resbaló de nuevo, el campesino de Güémez lo subió nuevamente al asiento.
Al rato, el enanito se resbala por tercera vez, el Filósofo lo agarra de nuevo del brazo y le dice:
— ¡Agárrate bien ‘abrón!, te vas a estar resbalando todo el ‘inche camino.
Y el enanito le responde:
— ¡Abrón!, hace tres paradas que intento bajarme…
¡Y TÚ NO ME DEJAS!”
1 http://www.oshogulaab.com/ZEN/TEXTOS/HISTORIAS1.htm