La Gallina de alguien
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Por Salvador Muñoz
Una gallina, había que meter una gallina. Ésa era la orden que me daba el jefe de Redacción ¡y a un cuarto de plana! El Calaco creo que vio mi cara de “¿A qué demonios se refiere con una Gallina?”, y optó por explicar que me pedían que metiera la foto de una modelo de escasas prendas y alguna frase sugerente. La Gallina en aquel medio del sur era la solución a la falta de información o anuncio, o bien, era contemplada como una especie de “descanso visual”.
Años más tarde, trabajando en un semanario, hubo una “rebelión” por parte de las cuatro diseñadoras y formadoras que manifestaron su enfado porque también se pedía en cada edición “una gallina” en las mismas condiciones que en el caso anterior. Cuestionaban el porqué siempre una mujer y no un hombre. Su razonamiento se me hizo lógico y pedí que me hicieran una propuesta y me presentaron al actor Ashton Kutcher con todo y diseño. A la hora de presentar la edición al director y encontrarse con el protagonista de “Two and half men”, me lanzó la pregunta: “¿Y esto qué es?” Le expliqué la polémica con las muchachas y la idea de presentar una imagen también para ellas; su respuesta fue sacar a Kutcher con esta sentencia: “¡Van a decir que somos putos!”
Una ocasión, viendo un partido de futbol, algo llamó mi atención: una serie de comentarios mordaces, agudos, con sentido del humor; además, historia, datos y algo raro: una excelente dicción. Acababa de descubrir a Gabriela Fernández de Lara. Sí, narraba un partido de futbol. Luego, en algunas ocasiones, la vi en un programa deportivo y platicamos la Mujer y yo el gusto de verla sin necesidad de enseñar pierna o busto… poco nos duró el gusto… se cambió el formato y Gabriela y sus acertados comentarios fueron desplazados a otros programas no vistos en tele abierta, pero cuando se tiene oportunidad, la escuchamos con agrado.
Todos estos comentarios vienen a colación porque este domingo, la mujer me llevó directamente al baño su celular y me pidió que leyera a Galia García Palafox en www.letraslibres.com. Tomé el cel de la Mujer y empecé a leer “Las mujeres en los medios” (Busque el link https://www.letraslibres.com/mexico/politica/las-mujeres-en-los-medios) y tras terminar, recordé los anteriores casos, más cuando la entrada de Galia es demoledora: “En los medios, la sangre y las tetas venden. Lo saben todos en una redacción, lo dicen los números de visitas y los ratings”.
Los números de visitas y ratings en esta época de redes sociales no escapa a los medios incluidos los grandes, que de repente nos presentan notas extraordinarias o sensacionalistas donde se aplica la fórmula que expone Galia: sangre y tetas.
El uso de la imagen de la mujer como “atractivo visual” no sólo se concentra en los medios y programas de entretenimiento (La Hora Pico, La Carabina de Ambrosio con Gina o hasta el de Brozo), sino igual se ubica en actos políticos o negocios con las famosas edecanes contratadas para determinados eventos.
Galia sostiene que el uso de la Mujer (sangre o tetas) no tiene otro fin más que el de vender más o subir el rating… yo creo que igual para algo más: ¿recuerdan algún político que guste de llegar acompañado de alguna bella mujer a eventos? Quizás ya no se vea tanto, pero el último personaje que evoco con necesidad de levantar su autoestima es el líder ferrocarrilero, Víctor Flores Morales… ¿o hay otro veracruzano que tienda a hacer eso?
Galia tiene razón: la mujer vende porque nuestra visión global de ella, sigue siendo cosificada, fomentada por medios, fomentada por hombres, fomentada por mujeres que todavía en estas fechas se sienten orgullosas de ponerse un fierro cuando se describen propiedad de alguien, poniéndose el apellido de su esposo… ¿amor? sí, pero encadenado a un esquema arcaico que sigue colocando a la mujer como un objeto, una cosa… la gallina de alguien.