¡La gente hija de la chingada!
Por Salvador Muñoz
“¡La gente hija de la chingada que no entiende!”
La expresión es clara a pesar del cubrebocas. Una pareja venía discutiendo sobre el tema de moda a las siete de la mañana. La soledad de mis calles me indica que hay más los pre-ocupados que los valemadristas como los de la noche del miércoles… una vecina me envía el siguiente mensaje:
“Vecinos, hay unas personas tomando en una camioneta gris estacionada frente al edificio Pino F. Parece que desde la tarde hay fiesta en el departamento 302 ó 402 de ese edificio. Me dicen que un joven de ellos fue a orinar por donde están los aparatos de ejercicios. Yo siempre llamo a la policía y por eso ya no me hacen caso. Por favor tengan cuidado si salen.”
Es cierto… tenemos dos cosas que hacer en este periodo de cuarentena: cuidar nuestra salud y a la vez, igual nuestra seguridad. La soledad de las calles puede ser propicia para que nos peguen un susto. Por ello, tenemos que adoptar por el momento un nuevo estilo de vida… ¡vamos! si hasta mis perros lo hacen, lo podemos hacer nosotros… es difícil, lo entiendo pero Nina sabe que llegando a casa, después de ir al “pipisrum”, se para en la entrada para que le limpie cada una de sus patas… a Lucky tengo que arrastrarlo hacia mí, porque creo que es “valemadrista”…
Hasta este momento, en casa, hemos utilizado el cubrebocas para hacer la despensa… es decir, cuando vamos al mercado o al almacén… una recomendación, ahora que el Ayuntamiento xalapeño permite los Tianguis aun en contra del acuerdo tomado a principios de este mes:
Por un lado, el comprador lleve anotado en papel, la lista de lo que va a llevar para no estar paseando por el tianguis… ahora sí, ¡a lo que va!
Por el lado del Tianguis, hacerla tipo Banco: permitir el acceso a diez personas manteniendo sana distancia. Igual, a los que esperan, mantener distancia. ¿Es engorroso? Claro, pero se trata de cuidarse y cuidarnos.
Tengo una vecina que se queja de que hay algunos que en el parque de Jardines, se concentran con sus perros “para sacarlos a pasear”… realmente no hay “paseos” ni debiera. Son reuniones de dueños de perros. Son normales pero la situación las hace “anormales” en estos momentos en que se exige la Sana Distancia. Pocos son los que adoptan otras medidas para sacar a sus canes a hacer sus necesidades… ¿Valemadristas? Es posible… los veo a la distancia, los saludo a la distancia… ahora sí, cada quien sus prioridades que me hacen recordar el “¡La gente hija de la chingada que no entiende!” de aquéllos que se cruzaron en mi camino al inicio de estas líneas.
La Cuarentena nos debiera obligar a adaptarnos, pero algunos se resisten a ello… quizás por ese Valemadrismo que comento o porque al final, somos animales sociales rutinarios y sacarnos de nuestro cuadro, de la zona de confort, es sumamente difícil… hasta que ocurre algo drástico…
Una amiga me pregunta qué tan cierto será lo de la persona fallecida en la vía pública en el Puerto de Veracruz… ¡fue cierto! El asunto es la forma en que se divulgó primero, con un dejo alarmista porque el personal forense utilizó equipo especial para recoger el cadáver. La situación ahora obliga a Forenses a tomar medidas extremas ante cualquier caso del que no tengan conocimiento o fe de las causas de un deceso como el que se cita… lo preocupante es la forma en que algunos dan la información con una intención: generar miedo, y el miedo es más peligroso que cualquier virus… algo parecido a lo que cuenta López Gatell y su prospectiva con los 3 mil casos de Coronavirus detectados con potenciales 26 mil… su lógica es simple y se la pongo así de fácil:
¿Cuántos contagios cree que una persona con Covid-19 pudo provocar antes de que fuera diagnosticado? El manejo de la información es tan parecido al manejo de nuestra cuarentena… hay quienes lo hacen de manera responsable y hay quienes se adaptan a esa expresión de quienes la mañana de ayer se me cruzaron en el camino: “¡La gente hija de la chingada que no entiende!”