LA LÓGICA DE LA PERDICIÓN
LA LÓGICA DE LA PERDICIÓN
Rúbrica
Por Aurelio Contreras Moreno
La andanada lanzada por el régimen de la
autoproclamada “cuarta transformación” contra el orden jurídico y la mínima normalidad
democrática del país es, sin temor a exagerar, un peligro como no se había
visto en años para los de por sí frágiles equilibrios que habían permitido a
México avanzar, aunque lentamente, en una larga transición de la cerrazón
autoritaria del sistema de partido hegemónico a una apertura al pluralismo
político, misma que languidece cada vez con mayor celeridad.
El que con total cinismo las autoridades de
todos los niveles violen la ley sin que pase realmente nada más allá de las
condenas mediáticas, supera su propio ámbito de acción y trasciende cualquier
coyuntura política. Es, en los hechos, una invitación abierta a que nadie en este
país respete la legalidad. Si del presidente para abajo la quebrantan
cotidianamente, ¿por qué los demás tendríamos que hacer algo diferente?
Es claro que el discurso moralino –que no
moralizador- del gobierno de Andrés Manuel López Obrador se quedó en la mera
palabrería. Las peores prácticas que criticaron en el pasado –y con razón- las
han replicado en la actualidad y elevado a niveles verdaderamente grotescos, en
los que ya ni siquiera les preocupa cuidar las formas ni disimular el enorme
desprecio que tienen por cualquier normatividad que les signifique una
limitante o un freno a sus delirantes ambiciones de poder.
Decididos a destruir las instituciones que les
permitieron hacerse del gobierno, en el régimen de los “tetratransformados” ex
priistas, ex perredistas y ex panistas gobernantes no tienen empacho alguno
para mentir, para negar corruptelas del tamaño de un océano cometidas a plena
luz de día. Comenzando por el propio presidente de la República, que a pesar de
ello es capaz de repetir la cantaleta de que “no son iguales” a sus
antecesores, cuando con su conducta demuestran que son realmente mucho peores.
Todo esto tiene al país en un brete de enorme
riesgo. Mientras que para lograr la inocultable restauración autoritaria que ha
puesto en marcha, el gobierno de la “4t” mina las instituciones que la sociedad
construyó para aspirar a llegar a una verdadera democracia, la población se
divide cada vez con mayor virulencia, la intolerancia campea y muy fácilmente
se convierte en violencia de todo tipo, desgajando un escuálido tejido social
cuyas hebras se desatan y se convierten en descalificación hacia quien
disiente, en odio al que piensa diferente, cancelando con ello cualquier
posibilidad de diálogo, acuerdo o razón.
Lo acontecido este fin de semana en torno del
engaño descomunal de la consulta de revocación de mandato, el enorme cúmulo de
ilegalidades cometidas por autoridades de todos los niveles de gobierno con
total desfachatez, y que además tienen el descaro de negar como si los
ciudadanos fuéramos estúpidos, da cuenta de una realidad ominosa: en México hay
un estado de Derecho fallido, que ha sido derrotado por una cultura de la
ilegalidad prohijada además por los que juraron respetar y defender el orden
constitucional. Por esos farsantes que prometieron desterrar la corrupción y,
por el contrario, la han afianzado como su praxis política y personal.
Mientras el país se desgarra por la violencia y
la inseguridad, el secretario de Gobernación y las fuerzas armadas desvían
recursos para proselitismo político; no hay recursos para infraestructura de
comunicaciones, se carece de medicamentos en las instituciones públicas de
salud y se retiró el presupuesto para la investigación científica, pero en
cambio se derrocha dinero público a manos llenas para acarrear personas a
concentraciones masivas irresponsables y sin sentido. Todo para alimentar las
ofuscaciones del megalómano de palacio.
Y lo más doloroso es constatar que el chantaje,
que el soborno disfrazado de programa social sigue siendo una herramienta de
control social y político tan efectiva, que mientras el barco se hunde, los
tripulantes agradecen que se van a ahogar.
La lógica de la perdición de un país.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras