LA LUCHA
LA LUCHA
Quieren
hacernos felices. Pero no es suficiente,
México y
Canadá deben hacer más: Donald Trump
De
nada sirvieron las iniciativas que realizó el gobierno para convencer a Trump
de que la política oficial no era responsable del contrabando de fentanilo ni
de la migración.
Para
persuadir al inquilino de la Casa Blanca, la presidenta puso en funcionamiento
un conjunto acciones que trataron de “limpiar” la imagen de su gobierno ante
las acusaciones de que el narcotráfico domina gran parte del país. Aspecto
indiscutible y notablemente probado.
El
primer regalo a Estados Unidos fue la militarización de la frontera con el
despliegue de 10 mil elementos de la Guardia Nacional; la segunda ofrenda
consistió en detener la integración China en México y la imposición de cuotas a
sus importaciones; el tercer tributo, fue la operación “Frontera Norte” para
incautar diversas drogas, principalmente desarticular laboratorios de
fentanilo.
El
cuarto sacrificio para calmar la furia del reaccionario del norte se dio con el
envío de 29 integrantes de diversas organizaciones criminales buscados por
autoridades gringas, como Rafael Caro Quintero, presunto asesino del
agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena, cuya entrega tenía
como propósito influir en las fibras nacionalistas y vengativas de la cultura
estadounidense.
Todo
esto le importó poco a Trump. La respuesta de la presidenta a la imposición de
aranceles fue rutinaria e insustancial. Llamó a la unidad después de insultar a
la oposición e imponer una reforma judicial que fractura la división de
poderes. Otra vez, apela al patrioterismo: “a México se le respeta”.
Más
allá de la convocatoria a un mitin matraquero/partidista en el Zócalo, la
titular del ejecutivo federal se enfrenta a una economía que no crece y con
pronósticos patéticos del 1% del PIB, provocando menos empleo y
empeoramiento del nivel de vida de la población. Por el lado de la estabilidad
financiera, la falta de inversión extranjera y una menor cantidad de dólares
entrando de remesas, mercados volátiles y Pemex reportando más pérdidas
que ganancias. Y Sheinbaum dice que “la economía está bien”.
En
el lado de la seguridad, la presidenta está prisionera de los acuerdos con el
crimen organizado heredados por López Obrador y de distintas autoridades
como gobernadores y presidentes municipales. No puede enfrentar a ninguna
autoridad significativa, a menos que quiera derrumbar el edificio de impunidad
y complicidad que es la base del morenismo.
Por
eso no quiere comprender que el núcleo de la disputa con Trump no son los
aranceles sino el narcotráfico. Lo demás es fuego de artificio para cobijar los
negocios de sus compañeros de partido. Y que la están hundiendo.