LA MISMA DOSIS
LA MISMA DOSIS
Rúbrica
Por
Aurelio Contreras Moreno
Tras varios procesos electorales y de
consultas populares entregando malas cuentas en general, los comicios del
pasado domingo hicieron resurgir el triunfalismo de los dirigentes y operadores
de Morena en el país, quienes “ya se vieron” quedándose en el poder por varios
años más mediante la restauración en marcha del sistema de partido hegemónico
en México. Ése que le permitió al PRI gobernar ininterrumpidamente durante más
de 80 años.
Mientras las oposiciones partidistas se lamen
las heridas y se niegan a aceptar la necesidad vital de una renovación total de
sus liderazgos, estrategias y narrativas, el morenato disfruta de una “borrachera”
de hiperoptimismo y soberbia, que les hace creer que ya todo está decidido de
cara a la sucesión presidencial y en las gubernaturas que se disputarán en los
próximos dos años.
Sin embargo, así como las elecciones del 5 de
junio refrendaron la idea de que “solo el PRI le puede ganar al PRI”, vía el
transfuguismo de candidatos y estructuras electorales hacia Morena que se apreció
en esos comicios, también es un hecho que la unidad en el partido oficial es
tan frágil como la definición de una candidatura, que a la hora de la verdad
puede provocar fracturas cuyos efectos por ahora no son posibles de estimar,
pero que significarían una oportunidad para quien pueda capitalizarlas.
A nivel nacional, la ruptura de Ricardo
Monreal con el lopezobradorismo está prácticamente cantada. Ya sea que al
zacatecano le retiren la coordinación de la bancada morenista en el Senado y
por ende la presidencia de la Junta de Coordinación Política a partir del
próximo periodo ordinario de sesiones –que inicia en septiembre-, o bien que se
extienda la agonía hasta después de las elecciones de 2023, nunca será el
candidato de Morena a la Presidencia de la República.
Monreal no está en el ánimo de quien tomará
esa decisión –restaurando otra de las prácticas fundacionales del viejo sistema
político, la facultad metaconstitucional del Presidente de elegir sucesor-,
pues no le garantiza lealtad absoluta ni protección legal en su expresidencia a
Andrés Manuel López Obrador. Tan simple y contundente como eso.
Marcelo Ebrard está en las mismas. No forma
parte del círculo cercano de López Obrador y no representa para éste lo que
Claudia Sheinbaum sí: además de incondicionalidad y lealtad, sumisión. El problema
de la jefa de Gobierno es que política y electoralmente no levanta, carece por
completo de carisma y sus intentos por darse “baños de pueblo” se advierten
completamente forzados, lo que en una contienda electoral puede ser fatal. Peor
aún, si hay una ruptura interna que provoque desbandadas abiertas o veladas.
Exactamente de la misma manera como Morena ha desfondado al PRI.
En Veracruz hay un escenario similar.
Pareciera hasta ahora que la verdadera contienda por la sucesión local será
interna; los operadores y “tiradores” a los diferentes cargos en juego están en
desaforadas campañas de promoción política personal, pero no a todos les está
yendo como esperaban.
La secretaria de Energía Rocío Nahle García
no es, hoy por hoy, garantía de triunfo. No tiene nada más que la descarada
promoción política que le hace el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, pues
como funcionaria no cuenta con logro alguno qué presumir. Su trampolín para la
candidatura, la refinería de Dos Bocas, la “inaugurarán” sin que esté terminada
y a un sobrecosto gigantesco, y no será funcional ni impactará en el corto
plazo –el único que les importa- en el precio de los combustibles.
Por ello es que desde el centro le han
permitido hacer “grilla” por toda la entidad al diputado federal plurinominal
Sergio Gutiérrez Luna, para gran malestar del grupo político gobernante local
que ya sentía asegurada su continuidad y que lo trata peor que a los
opositores, con los cuales, por otra parte, ya hasta procura “coincidencias
afortunadas” para hacer otro tipo de “amarres”.
El que se promueve en redes como el “operador
estrella” del morenato veracruzano, el diputado local plurinominal Juan Javier
Gómez Cazarín, usa al Congreso del Estado para su provecho pero lo tiene en un
estado de total improductividad, mientras se la pasa haciendo turismo electoral
sin siquiera dar resultados, pues en Tamaulipas Morena perdió en los distritos que
le encargaron, como El Mante, Mendoza y Tampico Rural y Urbano.
Gómez Cazarín quiere ser senador, al igual
que el “primo incómodo” de Cuitláhuac García, el poderoso subsecretario de
Finanzas Eleazar Guerrero, quien dispone a su antojo de los recursos
financieros de Veracruz para canalizarlos a su agrupación “Unidos Todos”, a la
que afilió a medio gobierno estatal. El problema de ambos es que solo uno
podría ser candidato, pues el otro espacio de la fórmula a la senaduría le
corresponde a una mujer.
Así que si bien la oposición partidista por
ahora no pinta, pensar que todo está definido es un error. Las disputas
internas serán feroces, en todos los niveles. Y se pueden terminar recetando la
misma dosis que hoy los tiene embriagados, pero mañana los podría aniquilar por
envenenamiento.
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@yeyocontreras