LA NIÑEZ NECESITA MOMENTOS DE JUEGO CON LAS PERSONAS QUE AMA
LA NIÑEZ NECESITA MOMENTOS DE JUEGO CON LAS PERSONAS QUE AMA
· Es
una conducta innata que nos prepara hacia experiencias para la etapa adulta,
explica María Santos Becerril Pérez, en ocasión del Día de la Niña y del Niño
que se celebra el 30 de abril
Ciudad
Universitaria, CDMX, 28 abril 2025.- Un regalo que la niñez necesita es tener
instantes de juego con las personas significativas en su vida, a quienes ama.
No hay juguete que reemplace compartir y reírse con ellas, las cuales
invariablemente son sus cuidadoras, afirma la académica de la Facultad de
Psicología (FP) de la UNAM, María Santos Becerril Pérez.
Con
motivo del Día de la Niña y del Niño señala que lo importante no es darles
juguetes ni lo costoso que sean, sino el tiempo que compartan con sus padres,
con quienes son responsables de ellas y ellos, que puedan conectar con sus
momentos de infancia, incluso enseñarles sobre ciertos juguetes que se vuelven
a poner de moda.
En
el ámbito clínico, cuando invitamos a los papás a esta parte de la sesión en la
que tienen 20 minutos para la recreación, es un momento de plenitud y goce de
ambas partes, asegura.
El
juego es una conducta innata, parte del comportamiento de la especie,
particularmente de los mamíferos. “Es un ejercicio que nos ayuda a prepararnos
hacia las experiencias que se pueden vivir en las etapas adultas”, indica la
universitaria.
En
el humano este proceso es más tardado y cambia conforme va creciendo. Aprende
diferentes habilidades -físicas, cognitivas, de lenguaje, afectivas- que, con
el paso del tiempo, se convierten en competencias.
La
integrante de la Coordinación de Psicología Clínica y de la Salud detalla que
el juego produce placer porque experimentamos nuestras destrezas y que somos
capaces de generar “algo en otros”. Nos facilita reconocer nuestra autoestima.
De
igual forma, apunta que para reconocer qué tipo de pasatiempos y juguetes son
los más apropiados para cada niña o niño se requiere observar cuáles son sus
cualidades y gustos. No tienen color ni género, cada quien puede divertirse con
lo que quiera mientras esto sea saludable, en pro de su desarrollo, que
proporcione empatía y promueva su colaboración con sus pares.
Proceso
acumulativo
La
experta de la UNAM refiere que los bebés inician el aspecto lúdico
reconociendo, probando cosas; al iniciar el proceso de desplazamiento y del
lenguaje aumenta su exploración en diferentes espacios.
A
los tres años, cuando ingresan a preescolar, empieza la socialización a través
del juego y de la fantasía, prueban roles -de maestra, doctor, bombero- y
empiezan las imitaciones de la vida adulta que provienen de sus figuras de
autoridad, amor y de quienes les ayuden a crecer.
En
la etapa escolar hay entendimiento de las reglas, de saber qué se puede o no
hacer; que al cumplir reglas y turnos se permite que la dinámica avance y
empiezan a interactuar con algunos más complejos como los de mesa o de patio.
“Les permite entender que el mundo tiene reglas, que es social, es interacción
y eso los va preparando para la adolescencia”.
Asimismo,
mayor vinculación con otros y pueden tener conductas más empáticas,
prosociales. “Empiezan a reconocerse físicamente, explorar actividades
deportivas, trabajar en equipo, colaborar”.
La
académica expone que las infancias tienen que acercarse a la tecnología y sus
cuidadores deben aprender a gestionar qué es saludable para su desarrollo,
reconocer que no todos los entretenimientos ni todos los aparatos son
apropiados y mucho de ello depende de la edad, el acompañamiento y las
temáticas o contenidos.
“Afortunadamente
se ha hecho mucho trabajo por quienes producen un videojuego o alguna
aplicación, y se indican los límites de edad para este, si requiere
supervisión, lo que ayuda a las paternidades a saber sí es apropiado o no o
cuánto tiempo es pertinente estar dentro de las tecnologías”, acota.
FUENTE: UNAM