Especial

LA OBRA (Tercera y última parte)

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            Instalado el ingeniero Rebolledo en el terreno, la tarea era cubrir la superficie con dos mil quinientos metros de losa de concreto, en el cual las gruesas y altas columnas, salvarían claros de no más de siete metros.  Los obreros que se requirieron para mover la gran cantidad de madera para el andamiaje, así como la técnica del vaciado y llenado de concreto, impresionó a varios “maistros y chalanes”, que desde las alturas, no perdían oportunidad de lanzar un piropo a cualquier muchacha inocente que se le ocurriera pasar por la obra, arranques de Don Juan, que albañiles ocultaban cada vez que el ingeniero se les aparecía. Grandes recuerdos de don Remi Ronzón, que con pala y cuchara, hacía sus pininos rematando su ropa de trabajo, con la inconfundible gorra hecha con bolsa de cemento.
Para celebrar San Miguel y el cumpleaños número 77 del ingeniero Miguel Rebolledo, ese 29 de septiembre de 1945, el alcalde Macario Ojeda, develó la placa que inauguraba una obra hecha con el sudor de muchos buenos coatepecanos, beneficiando a locatarios y a marchantes.
            Al entregar el finiquito de obra, Don Miguel muy satisfecho, anunció que el total de sus utilidades, las destinaba a la construcción del Hospital de Caridad, decisión   muy aplaudida por el pueblo.
            El H. Ayuntamiento de Coatepec, en solemne sesión de cabildo, determinó que: El mercado llevara el nombre de Ing. Miguel Rebolledo Rivadeneira; la calle donde se ubicó dicho nosocomio, cambiara el nombre de Guerrero, por el de Miguel Rebolledo y el mismo hospital, llevara el nombre de Esther Melgarejo de Rebolledo, su esposa.
         Amigos, ¿quién no recuerda las grandes tertulias improvisadas pretextando la compostura de sus zapatos en el local del “italiano Yanelly”; la compra del vestidito de primera comunión con “La nana” o el desayuno con un “chilito relleno” y tortilla esponjada en alguna de las fondas? Don Miguel vive en el recuerdo de muchos coatepecanos y ya lo dice el refrán “quien trabaja con afán, pronto ganará su pan”. Ahí la dejamos.

 

¡Ánimo ingao…!
           Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz

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