Ars ScribendiPLUMAS DE COATEPEC

LA PLUMA

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LA PLUMA

Justo un día antes de que los argentinos celebran el día del escritor –lo hacen en honor al nacimiento de Leopoldo Lugones, poeta y escritor modernista– recibí de regalo una pluma para escribir con tinta. El detalle es un valor estimativo que agradezco a Rigo; un recuerdo de Venecia de su reciente viaje a Europa, lo valoro mucho. Que alguien dedique un espacio de su tiempo y pensamiento hacia una persona, siempre es grato y se aprecia esa acción. En el tintero se lee, Legatoria S. Marco, Venecia, Italia.

            Imagino a que ave perteneció esta pluma color guinda, algún pájaro de singular belleza con que lo dotó la naturaleza, sigue vivo con este legado. La pluma descansa sobre el mango circular, sigue el canal o raquis que contiene la tinta y el cálamo con el que se traza la caligrafía. Es una pluma hermosa, me enamoró al momento de verla, recibirla y sostenerla en mis manos me emocionó a tal grado, que me trasportó a siglos pasados. A esas épocas en las que se escribía con suma elegancia, exhibiendo la delicadeza y la personalidad de aquellas personas que enviaban cartas con diversos propósitos y a diferentes destinarios, las enrollaban y sellaban para que solo las leyera la persona a quien iban dirigidas. Claro está que las cartas de amor ocuparon un lugar muy especial en los amantes y enamorados (encanto, amor, ternura, pasión y deseo, entre otros sentimientos expresados en ellas). Grandes obras que siguen iluminando el intelecto del ser humano se escribieron con pluma y tinta. Las plumas de ganso, pavo y cisne ocuparon la predilección de los escritores.

            Sería una aventura arriesgada describir con tinta en lengua italiana la belleza del Gran Canal veneciano, La Plaza de San Marcos, el Puente de los Suspiros, narrar un fresco de Tiziano o Tintoretto, el barrio de Castello, entre muchas cosas más

            Observo detenidamente a mi pluma e intento crear una idea que, con tinta, sea traducida en letras. Sin duda alguna, un ejercicio maravilloso que me acercará a épocas ancestrales, cuando los estudiosos escribían iluminados débilmente por la luz de una vela, obras que han transcendido hasta la actualidad, todas ellas con pluma y tinta.

            Mi pluma me seduce, me persuade, me invita con cortesía hacer a un lado el ordenador, para ocupar, metafóricamente, un papiro o pergamino, así, sutilmente dejarse guiar por mi mano para contar una historia con letras dibujadas con tinta y buena caligrafía, será como viajar a través del tiempo. Comenzamos.

 

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx