LA POLÍTICA DEL MIEDO
LA POLÍTICA DEL MIEDO
Por Héctor Guerrero
El presidente se perfila para
“dejar” la silla en unos cuantos meses y aparte de realizar y meterse en la
campaña política de su marioneta, está sembrando incertidumbre, miedo, angustia
entre la población.
Decía el escritor José Luis
Sampedro que Gobernar a base de miedo es eficacísimo. Si usted amenaza a la
gente con que los va a degollar, luego no los degüella, pero los explota, los
engancha a un carro… Ellos pensarán: “bueno, al menos no nos ha degollado”.
Todos algunas veces en la vida
hemos sentido miedo, un sentimiento que activa partes muy primitivas del
cerebro, que nos advierte de una situación de riesgo, que se vincula con
nuestro instinto de supervivencia.
No obstante, el miedo también
sirve para manipular conciencias de forma individual y colectiva, al servicio,
en este caso, del poder.
Antes los seres humanos le temían
al fuego, a la lluvia, a los dragones, nahuales, criaturas mitológicas y un
sinfín de cosas inexplicables, hoy los miedos de la humanidad han evolucionado
y hoy la pobreza, el narcotráfico, la violencia el hambre, el no tener empleo o
tener uno con el que no alcanza para nada ni para dar de comer a nuestros
hijos, el no tener una vivienda, discriminación y los que gusten agregar.
Y sin duda aplica en la
política, donde a través de la historia se han documentado muchos ejemplos de
eso.
Este gobierno está provocando
apagones, dejando a los delincuentes operar a sus anchas, a la gente sin
medicinas y, en general, todo el caos que genera un presidente a quien solo le
importa él y nadie más que él, ha creado en el país un clima negativo, una
atmósfera de miedo basada en la mentira, la corrupción y la indiferencia,
creando en la población temor, ansiedad
e incertidumbre. El miedo paraliza y sin duda afecta de manera contundente el
sentido del voto.
Pero ¿Cómo podemos
contrarrestar el miedo?
Vamos a imaginar que de
repente perdemos de vista nuestro celular y cuando no lo vemos, hay dos
posibles reacciones, una de ellas es entrar en pánico y correr hasta el refri a
buscarlo, o respirar y pensar, de forma
racional, en dónde pudimos haberlo dejado.
Durante esta campaña (y todas
las campañas), los ciudadanos estamos expuestos a un bombardeo de estímulos
políticos día y noche.
Todo el aparato político,
incluido el del estado, crean una atmosfera donde crean (o al menos lo
intentan), para que sus electores se muevan, para denostar a sus rivales,
dispersarlos, persuadirlos a través de estrategias de campaña bien definidas,
algunas de ellas teniendo al miedo como piedra angular.
Hoy se habla que si Máynez
declina, que las auroras Boreales, el presidente usando a sus esbirros para
pelearse con señoras, que si les aumenta el sueldo a los maestros, “que hay más
homicidios, pero no más violencia”. López terminará con casi 180 mil
asesinatos, rebasando a todos sus adversarios y predecesores en el cargo. Sin
duda está haciendo historia.
López siempre avienta carnada
para quien la quiera comer, y eso llama la atención de electorado, pero no
muchas veces para bien, al grado que le puede crear la duda o de plano hacerlo
desistir de ir a las urnas.
La especialidad de López es
sembrar el caos, generar incertidumbre, pues lo que antes era seguro, ahora no
lo es, lo que se iba a terminar no se termina, lo que iba a existir no existe y
lo que iba a funcionar, no sirve.
Ahí es cuando decide el
electorado como comportarse, ¿Va a buscar su celular desesperado? O va a
sentarse a pensar, a racionalizar en dónde lo dejó.
López le apuesta a que andemos
como locos buscando el celular, pues al no controlar nuestros impulsos y
emociones nuestra mente toma por buena la mentira. Y esto que les digo no es
opinión, es ciencia.
El ciudadano acude al circuito
informativo con la intención de recabar información adicional. Si la campaña
negativa es eficaz y está bien dirigida, solo encontrará información negativa
que termine por debilitar sus convicciones.
En su libro “El terror y el
terrorismo”, el escritor José María Perceval dice que “El miedo es el medio más
efectivo de control sobre los grupos humanos por parte de las élites. Es
imposible un control de las poblaciones sin un miedo concreto del que deseen
ser protegidas”. Y ahora ¿quién podrá ayudarnos?, obvio “ya sabes quién” y así
se cierra el círculo del miedo.
La propia Claudia, en uno de
sus “resbalones” lo dijo claramente, que AMLO llegó a la silla por una ambición
personal, aunque luego le dieron su jalón de patillas que la hizo recular
inmediatamente.
Ya el gran Maquiavelo
planteaba que era mejor ser amado o temido.
Entonces tenemos claro que el
miedo persuade, paraliza, nos hace traicionar nuestros principios, nuestra
ideología a veces, pero la vacuna es , como cuando éramos niños le temíamos al
coco, al monstruo del clóset o al que vive debajo de la cama.
¿Qué pasó con esos miedos? Se
fueron cuando crecimos.
Esperemos que el electorado
mexicano sea maduro, que crezca y deje de tener miedo de relatos fantasiosos,
del tartufo del Palacio, solo así se puede revertir la estrategia a quienes lo
siembran, el tener un electorado maduro y sin miedo.
¿Lo somos?
La paradoja es que parece que
el miedo, lo está consumiendo a él.
Tiempo al tiempo.