OpiniónUriel Flores A.

LA POLÍTICA: MUNDOS PARALELOS

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LA POLÍTICA: MUNDOS PARALELOS

Uriel Flores Aguayo

 

La recuerdo así de siempre, como algo lejano y diferente, casi exclusivo. Me refiero a la actividad política. Invoco en la memoria ver a personas que hablaban por todos y elevaban la voz para referirse a imágenes grandiosas. Eran los políticos, la clase o casta política. Siempre fue así, con las diferencias entre los que estaban en el poder y quienes  luchaban por conquistarlo. Entre los políticos y el resto de la sociedad había mucha distancia, a veces un abismo. Ellos tenían su mundo con lenguaje y vida propia, específica y exclusiva. Con el tiempo se empezó a hablar de mayor distanciamiento y ruptura entre los mundos de la política y la ciudadanía; poco a poco apareció la crisis de la representación. Se cuestionaba qué tanto la clase política, los partidos, los legisladores y todo tipo de gobiernos representaban el interés general y cumplían un rol democrático. Esa pregunta tiene mucho de actualidad. Exactamente se puede formular ahora. Son aspectos estructurales de la política mexicana que nunca se resolvieron.

Parece que se ha cambiado de actores y colores. Parece que en esencia la real política sigue siendo lo que siempre fue. Se puede hacer un acercamiento sencillo a la realidad del mundo político actual para tener los elementos que permitan una evaluación concreta e ilustrativa de los contenidos de nuestro momento político; esto es cuestionarnos si en los partidos políticos se practica la democracia, condición indispensable para que sean factor de construcción y consolidación de la vida democrática nacional, además de cumplir con su papel constitucional de ser expresión de las inquietudes y visiones sociales; también saber si los legisladores representan a la ciudadanía y cuentan con mecanismos para tener una comunicación fluida y efectiva con sus electores; más a fondo se debe revisar el funcionamiento de los tres niveles de gobierno, en el sentido de sus resultados y eficacia.

Me temo que no es mucho lo que ha cambiado, no emito juicio moral alguno al respecto. Hablo de la actividad política como tal, realizada por personas concretas, de carne y hueso. Tengo la impresión de que seguimos viviendo en mundos paralelos. Nunca se resolvió el “ellos y nosotros”. Está vigente una clase o casta política, con otros rostros y colores, pero con las prácticas tradicionales. Tal vez no sean conscientes de serlo, al menos no en sus niveles medios.

Se gasta mucho presupuesto en la clase política, más que en cuestiones sustanciales. Es necesario ese gasto, pero exige ajustes. No hay cuidado mayor en no reproducir los rituales de la política tradicional. Hay una especie de regodeo y mucho auto consumo. Siguen hablando para ellos mismos, siguen lejos de la gente. Estar cerca no se resuelve con propaganda y discursos. Eso fue así siempre. Es más, mucho más. Es austeridad de verdad, gastos mínimos, no comportamiento de casta, cumplir con su función, autocrítica permanente, destacar ideas, diferenciarse entre ellos en visones y propuestas, hablar con la verdad, servir, construir ciudadanía, etc. Es indispensable para oxigenar nuestra vida democrática que los mundos se acerquen, que no domine la demagogia y el clientelismo. Que los partidos hagan algo, que los legisladores cumplan su papel de ser representantes populares y los gobernantes se dediquen a gobernar. La crisis de representación va a seguir por mucho tiempo, pero se puede ir matizando en la medida de que se corrija su marcha. No es cambio de nada seguir haciendo lo mismo de siempre. Sobre todo, en quienes son mayoría se requiere una sensatez y cualidades analíticas para ser realistas y no caer en una inercia que los envuelva en la soberbia. Seguramente hay en sus filas quienes tengan capacidad autocrítica y no se aferren a los puestos. El llamado tiene que ver con que no les gane para siempre el pragmatismo y ofrezcan algo nuevo.

Recadito: el gran tema en Xalapa, es el agua.