La (previsible) traición del PRI
Rúbrica
La (previsible) traición del PRI
Por Aurelio Contreras
Moreno
Apenas concluidas las votaciones legislativas
federales de junio pasado, lo primero que se cuestionó fue qué tan cohesionada
se mantendría la coalición opositora que logró quitarle espacios al partido
oficial en la Cámara de Diputados y con ello, tiene la capacidad para impedir
que el régimen lopezobradorista reforme a placer y por sí mismo la Constitución
de la República.
Es conocida la posición despreocupada asumida
por el presidente Andrés Manuel López Obrador un día después de las elecciones:
para sacar adelante proyectos que necesiten las dos terceras partes de la
votación de los legisladores federales buscarían “convencer” a algunos de esos
partidos. Lo que bien se puede traducir como “cooptar”.
Los tres partidos que integraron la coalición
opositora -PAN, PRI y PRD- juraron que eso no sucedería bajo ningún concepto y
que pararían en seco cualquier iniciativa presidencial que resultase regresiva
para el país, pues ése fue precisamente el mandato recibido de las urnas.
Aunque ya sabemos que esas frases suelen ser pura demagogia vacía cuando entran
en juego los intereses particulares de los políticos involucrados.
López Obrador lo sabe perfectamente, como
buen ex priista que es. Y ha actuado en consecuencia acercándose a ciertos
grupos y personajes, principalmente del Revolucionario Institucional, que es el
partido que aparece como el más proclive a “flaquear” y a caer en la
“tentación”.
La primera señal de la dirección que puede
tomar el PRI en el Congreso de la Unión se dio apenas entrando la nueva
Legislatura, el pasado 9 de septiembre, cuando una mayoría de diputados
federales del tricolor votaron en favor de la iniciativa presidencial de nueva
Ley Orgánica de la Armada de México, que le otorga facultades absolutas a la
Marina para controlar puertos, zonas costeras y marítimas, realizar labores de
inteligencia e integrar de manera permanente a la Unidad de Policía Naval a la
Guardia Nacional.
Pero sin duda la prueba de fuego para la
viabilidad del bloque opositor será la iniciativa de reforma eléctrica enviada
a la Cámara de Diputados casi en secreto por el Ejecutivo el viernes pasado y
que representa claramente una regresión, pues concentra el control del sector en
la Comisión Federal de Electricidad, que regresaría a ser una empresa
paraestatal y que, por si no bastase, abriría la puerta a expropiaciones y a
incumplimientos de contratos que meterían al país en un tobogán de litigios y
demandas internacionales.
Pues con todo y que los retrocesos de la
iniciativa resultan por demás evidentes, la posición del PRI es de tal
ambigüedad que con la mano en la cintura podrían terminar avalándola. O al
menos esa sensación queda tras la emisión de su posicionamiento de este fin de
semana.
“Una vez que el Ejecutivo ha enviado al
Congreso de la Unión su iniciativa de reforma constitucional en materia
eléctrica, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), encabezado por su
Presidente, Alejandro Moreno, informa que estará reflexionando y analizando los
alcances de la propuesta, de manera coordinada con las diputadas y los
diputados del Grupo Parlamentario de este instituto político”, reza el comunicado
de marras.
El PRI manifestó que “como parte de la
revisión y análisis de la iniciativa, el partido y el Grupo Parlamentario del
PRI en la Cámara de Diputados (GPPRI), con su Coordinador Rubén Moreira Valdez,
convocarán a foros de discusión y debate en torno a su contenido, con la
participación de expertos y representantes de los diversos sectores económicos
y sociales del país”.
“El Partido Revolucionario Institucional
expresa su apertura a debatir el tema energético, bajo la premisa de que debe
promoverse el crecimiento y desarrollo nacional, sin afectar a las familias
mexicanas”, concluye el boletín.
Todo ese rollo lo que significa es que el PRI
va a negociar sus votos en la discusión de la reforma eléctrica y que no está
considerando actuar en bloque con sus “aliados”, contrario al “mandato recibido
de las urnas”, que no les votó para que terminaran “chaqueteando” y
favoreciendo a la “4t”.
Pero tampoco es algo que no hubiera podido saberse.
Domingo negro
Entre la exhibición internacional de varios
de sus cercanos en su gobierno como probables megaevasores fiscales y el
“portazo” que le dio el “pueblo bueno” en Huauchinango, Puebla, el presidente
López Obrador comenzó a sentir el vértigo del descenso, el principio del fin
del poder.
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