LA “SUPERSECRETARÍA” Y EL SAQUEO QUE VIENE
LA “SUPERSECRETARÍA” Y EL SAQUEO QUE VIENE
Mientras
el escándalo por las empresas “fantasma” en la Secretaría de Educación de
Veracruz causa revuelo político y mediático –aunque durante el anterior sexenio
se documentaron varios casos más, que “embarraban” a las secretarías de Salud,
de Seguridad Pública, de Finanzas y hasta al Tribunal Superior de Justicia-,
por lo “bajito” se cocinan los negocios de los que quizás en seis años se estén
entablando las correspondientes denuncias.
En
el Congreso del Estado concretaron lo que Rocío Nahle anunció desde su toma de posesión
como gobernadora de Veracruz: concentrar la construcción y la asignación de
toda la obra pública del estado en la Secretaría de Infraestructura y Obras
Públicas (SIOP), convirtiéndola así en la “supersecretaría” del sexenio.
Mediante
reformas a la Ley de Obras Públicas para el estado y otros ordenamientos en
materia de construcción de infraestructura, adquisiciones y servicios, se
determinó que todas las obras públicas y los servicios relacionados con las
mismas estarán a cargo exclusivamente de la SIOP, dotando a esa dependencia de
un poder inmenso, tanto económico como político.
Será
la SIOP la que determine en dónde, cuándo y en qué volumen se llevan a cabo las
diferentes obras en la entidad, que abarcan lo mismo infraestructura urbana que
carretera, hospitalaria, educativa y lo que haga falta, lo que implicará que
ésa sea la ventanilla única para que los ayuntamientos y todas las demás dependencias
y organismos del gobierno estatal hagan las gestiones correspondientes.
Las
reformas aprobadas este jueves por la LXVII Legislatura de Veracruz, de mayoría
absoluta oficialista, establecen también que el Poder Ejecutivo del estado
realizará la contratación y ejecución de las obras públicas y servicios
relacionados con éstas a través de la SIOP, la cual llevará a cabo la
contratación, construcción, ejecución, conservación, mantenimiento, demolición,
gasto y control de dichas obras y servicios.
También podrá
“determinar la oportunidad de ejecución de proyectos estratégicos de obras
públicas y servicios relacionados con ellas, en función de su conveniencia o
impacto social, ambiental y financiero; así como, la coordinación
interinstitucional con los entes públicos y los gobiernos federal y
municipales”.
La
nueva ley crea el Catálogo de Contratistas de Obra Pública y Servicios
Relacionados con Ellas, el cual será integrado, obviamente, por la SIOP y se
establecerán las “cartas de crédito” para garantizar las obligaciones derivadas
de los contratos. O dicho de otra manera, la “supersecretaría” determinará
discrecionalmente a quién sí y a quién no se le asignarán los contratos de
obra, el más jugoso de los negocios en cualquier gobierno.
Y
para que el negocio sea redondo, los diputados –que quién sabe si leyeron lo
que aprobaron, pues las iniciativas se presentaron hace apenas una semana- se
acomodaron –ellos le dicen “actualizar”- los procedimientos de licitación de
las obras.
La
enmienda establece que los subcomités de obra de cada dependencia o entidad “determinen
los montos para la invitación a cuando menos tres proveedores y adjudicación
directa”, así como modificar la disposición del Presupuesto de Egresos del
Estado para 2025 –o sea, lo que aprobaron en diciembre pasado- relativa a los
montos de adjudicación de procedimientos de contratación distintos a la
licitación pública.
Dicho
en otras palabras, van a entregar las obras a quien quieran, en los montos que
quieran, sin restricciones y sin transparencia alguna –por algo acabaron con
los organismos que los obligaban a entregar información-. Y ese inmenso poder
va a recaer en las manos de una sola persona.
El
poderoso titular de la “supersecretaría”, no hay que olvidarlo, es Leonardo
Cornejo Serrano. El mismo que, como ya se ha señalado en este espacio, fue el
subdirector de Proyectos de Pemex con Emilio Lozoya y quien asignó los
contratos amañados a la empresa brasileña Odebrecht, señalada de pagar sobornos
para obtenerlos. Y además, fue el encargado del proyecto de construcción de la
refinería de Dos Bocas, la cual sigue inconclusa, inservible y ya ha costado
más de 20 mil millones de dólares.
Quien
le está otorgando todo ese poder, sabe exactamente por qué.
El chiquero
Es
tal la podredumbre en la Secretaría de Educación de Veracruz por el tema de las
empresas “fantasma”, que por lo pronto María Esther Reyes González, la oficial
mayor que fue nombrada por la misma gobernadora Rocío Nahle, salió como “tapón
de sidra” de la dependencia.
Aunque
la versión oficial dice que la contadora “no dispersó” la nómina del magisterio
–algo totalmente absurdo, ya estaría paralizada la entidad por los profes-, lo
cierto es que algo apesta en ese chiquero llamado SEV. Y huele a cárcel.
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