LA UV Y EL “PATIÑO” TEMBLOROSO
LA UV Y EL “PATIÑO” TEMBLOROSO
Por Aurelio Contreras
Moreno
En marzo de 2016, la
entonces rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara, encabezó
la que hasta la fecha es considerada como la marcha más grande en la historia
de la casa de estudios.
Bajo el lema “Por la
Defensa de la Universidad Veracruzana y la Educación Superior”, más de 51 mil
personas -entre las que se agrupaban no únicamente integrantes de la comunidad
universitaria, sino muchos ciudadanos de a pie- marcharon simultáneamente en
nueve ciudades del estado y abarrotaron el centro de Xalapa.
¿El motivo? Exigir al sátrapa que gobernaba
Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, que su administración pagará sus adeudos con
la Universidad Veracruzana, que en ese entonces ascendían a más de dos mil
millones de pesos y que se había negado a cubrir reiteradamente. Ya se habían
robado todo el dinero de las arcas estatales.
La respuesta a la
convocatoria fue extraordinaria. Las calles de Xalapa se llenaron del júbilo
que provoca una marcha real, sin acarreados y para apoyar una demanda legítima.
La plaza Lerdo se llenó y ante la presión social, Duarte se vio obligado a
sentarse a negociar con la Universidad. Y aun cuando no pagó todo lo que le
había birlado a la UV, ni le otorgó el porcentaje del presupuesto que le
exigían, fue doblado por los universitarios. Esos mismos a los que persiguió
con saña y violencia en su sexenio.
Como consecuencia
directa de este movimiento, en el bienio de Miguel Ángel Yunes Linares se
aprobó una reforma a la Constitución del Estado de Veracruz para aumentar de
manera gradual el presupuesto de la Universidad Veracruzana hasta llegar al 4
por ciento del presupuesto total del estado, a lo cual se llegaría en el
ejercicio fiscal de 2024.
Pero la
administración que siguió, la de Cuitláhuac García Jiménez, se negó a cumplir
con la ley –para no variar- y sistemáticamente ha contravenido su obligación
constitucional de aumentar el presupuesto de la UV, dándole en cambio migajas a
manera de “apoyos” –al estilo de sus programas clientelares- con las que el
actual rector Martín Aguilar Sánchez, claramente afín al régimen, se había
conformado.
Sin embargo, la
situación de los recursos para la educación superior es tan grave, al grado de
que el gobierno federal, vía el Conahcyt, ha cancelado arbitrariamente gran
cantidad de programas de becas de posgrado, y la presión que tiene en su contra
dentro de la institución es tan grande, que al rector no le ha quedado de otra
que pedir lo que por ley le corresponde a la UV.
Pero no se ha
atrevido a hacerlo con firmeza. A pesar de que el Consejo Universitario acordó
que se “negociaría” con el gobierno de Cuitláhuac García y el Congreso del
Estado la asignación del presupuesto, el pasado 11 de septiembre, durante la
presentación de su segundo informe de labores, el rector Martín Aguilar no dijo
ni media palabra sobre el tema, ni una alusión siquiera, a pesar de que ahí
tenía presente al mismo gobernador Cuitláhuac García. Se arrugó
vergonzosamente.
Para este lunes, la
Universidad Veracruzana ha convocado al personal académico y administrativo,
así como a los alumnos de las diferentes facultades de la casa de estudios, a
una manifestación a las 18:00 horas para pedirle nuevamente al gobierno de
Cuitláhuac García que cumpla con lo estipulado en el artículo 10 de la
Constitución de Veracruz y se asigne a la UV el 4 por ciento del presupuesto
total del estado en el ejercicio fiscal de 2024.
¿Se armó de valor el
rector Martín Aguilar? Para nada. En vez de protestar en la plaza Lerdo como en
2016, directamente frente a la sede del Poder Ejecutivo, frente a la oficina
del gobernador, esta vez la rectoría llamó a reunirse en el foro “Miguel Vélez
Arceo” de la Casa del Lago, en la zona de Los Lagos.
Esta decisión no es intrascendente.
El simbolismo de protestar a las puertas del poder, en el corazón de la capital
del estado de Veracruz, tiene una fuerza que jamás replicará una timorata
concentración dentro de la propia casa de la UV, para no causar molestias ni
irritar al irascible y vengativo Cuitláhuac García.
Aguilar Sánchez
cumple un penoso papel de “patiño” tembloroso. No se atrevió a exigir que se
restituyeran todas las becas de posgrado que le despojaron a cientos de alumnos
de la Universidad; mucho menos va a exigir en serio que el gobierno estatal
cumpla con su obligación constitucional. Como ha sido en su triste rectorado,
se la va a llevar de “muertito”, a ver cuánto le da la gana a Cuitláhuac García
darle.
Por cierto, en el
hashtag #PorEl4porciento usado para la convocatoria a la concentración, llama
la atención la construcción de la primera parte del mensaje, hasta el número
cuatro. ¿Será alguna señal subliminal del rector “cuatroté”?
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras