LA VERDAD PERIODÍSTICA
Entre Espadas y Escudos
Por: Alejandro García Rueda
Cuando el objetivo de una investigación con
tintes periodísticos es, entre otras cuestiones, mostrar la presunta
incongruencia en el accionar de un funcionario público y su hijo, hay algo que
no cuadra, que no está del todo bien.
Visto bajo una perspectiva profesional —y con
cierta frialdad— el que Latinus, de la mano con la asociación «Mexicanos
Contra la Corrupción y la Impunidad» decidieran publicar un reportaje
sobre el supuesto estilo de vida del señor José Ramón López Beltrán, hijo del
presidente de la república y además propagarlo a través de múltiples
plataformas digitales cumple con creces el objetivo dañar la reputación del
mandatario, pero el problema es (para los impulsores del tema) que no se
sostiene más allá del corto plazo.
¿Ahora se le dio un golpe al presidente? Sí,
pero la primera pregunta por hacer es ¿qué más van a contarme? Es muy temprano
para cantar victoria o frotarse las manos de cara al futuro inmediato.
En términos éticos, políticos o periodísticos
la incongruencia discursiva puede ser vista como un punto central de una
conversación; sin embargo, el foco debió haber estado en probar que el
inquilino de Palacio Nacional, el que habla de austeridad republicana, el que
es un funcionario público gusta de ir a jugar beisbol en vehículos oficiales o
irse a descansar a un lugar paradisiaco mientras deja «encargado el
changarro» (2009 vibes) porque eso hablaría de la ligereza, de la
falta de ética y la omisión con la que gobierna.
Si —en lugar de irse a Houston— el señor López
Beltrán hubiera decidido vivir, por ejemplo, en alguna locación de veraneo a la
que solo tuvieran acceso los presidentes y sus familias probablemente el
interés periodístico sería mayor y, por ende, también el impacto social.
En el golpeteo político, en la grilla, en la
política vista como parte del espectáculo es la opinión la que puede pesar
momentáneamente por encima de los datos, sí, pero no alcanza por más ornamentos
que se le pongan.
La verdadera oposición no es beligerante, es
crítica pero además sabe escuchar y defender con argumentos, ¿por qué? Porque sabe
que eso le da armas suficientes para salir adelante, lo cual no pasa en el
México de hoy.
Un opositor consciente vería la manera en que
su contraparte elige a sus candidatos, la forma en que éstos cumplen con la
función pública (la del show business) y, haciendo ejercicios de
prospección, accionaría en consecuencia para mover el tablero en su favor.
De la verdad histórica pasamos en este país a
la verdad periodística y, en ese sentido, la realidad nos dicta que el reloj
rumbo a 2024 sigue implacable su curso y el tema de la supuesta opulencia en la
que vive el hijo del presidente está siendo utilizado para tratar de
descarrilar un proyecto de nación que causa escozores e incomodidad en ciertos
personajes.