¿LA VIOLENCIA ES CAUSA O EFECTO?
PEDRO PEÑALOZA
“Con las bayonetas se puede hacer todo,
menos sentarse encima de ellas”.
Emile Girardin.
UNA vez más estallan hechos de violencia en los estadios mexicanos. De nada han servido los incrementos de penas, sanciones, operativos, cámaras de vigilancia, etc., para erradicar dichas conductas en el futbol. Es más, las acciones que se han llevado a cabo por parte de los federativos y las autoridades para detener este problema parecería que únicamente han hecho que se incremente el grado de saña y brutalidad, como lo reflejan los casos recientes en Oaxaca, Morelia y Guadalajara.
Ahora bien, nuestras autoridades han actuado con improvisación y espontaneidad al tratar de detener la violencia únicamente endureciendo las sanciones. Recordemos que después del enfrentamiento que se presentó en el estadio Jalisco al término del partido Atlas-Guadalajara en marzo, en donde aficionados de chivas golpearon hasta cansarse a un par de policías que querían controlarlos. Tales imágenes causaron conmoción en la opinión pública e inmediatamente se aprobó sin previa discusión ni con una reflexión seria la iniciativa para modificar la Ley General de Cultura Física y de Deporte, promovida por el diputado y ex comentarista deportivo Gerardo Liceaga.
Dicha ley aprobada por los diputados, intenta “prevenir” la violencia con el aumento de sanciones. Creen que amenazando con prisión y multas van a detener a las barras y sus actos de violencia, la ingenuidad no conoce fronteras. Tal vez porque los diputados viven encerrados en sus lujosas oficinas y sólo piensan en la elección siguiente, no ven que las Barras Bravas o grupos de animación de los equipos de la Liga MX están conformadas en su mayoría por jóvenes, sí, no son marcianos ni monstruos, son muchachos construidos en nuestra sociedad y que encuentran un sentido de pertenencia y respeto en dichas agrupaciones.
La mayoría de jóvenes en nuestro país viven en una situación de crisis permanente en educación, salud y empleo. Veamos: Los factores de riesgo para este estrato social son el desempleo, la exclusión y abandono de la escuela, así como un medio precario. El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) señaló recientemente que el nivel promedio del mexicano es la secundaria, que existe 20% de deserción en secundaria y las cifras se elevan a 40% en el nivel medio superior. Además de que somos el primer lugar en abandono escolar de la OCDE y que más de siete millones de jóvenes no estudian y están desempleados.
Los adolescentes que abandonan la escuela lo pueden hacer por múltiples motivos, la más común es la cuestión económica, que tiene como consecuencia la búsqueda de un empleo que según las estadísticas será precario y flexibilizado, sin derecho a aguinaldo, vacaciones ni reparto de utilidades, y con poca perspectiva para ascender.
La Encuesta Nacional de Juventud reveló que el 16% de jóvenes entre 12 y 19 años ha vivido episodios de violencia en el hogar. También se reveló que el 30% de los estudiantes de secundaria ha sufrido algún tipo de violencia física, verbal o emocional de parte de sus compañeros o maestros. Asimismo, la PGR calcula que el consumo de drogas entre jóvenes ha aumentado ¡127%! y que el incremento se ha presentado en edades más tempranas, es decir, antes la adicción se iniciaba alrededor de los 12 años, ahora ha bajado a 10 años.
La realidad mexicana invade todos los ámbitos y el futbol no es la excepción. En estos días Enrique Bonilla, “gran estadista”, anunciará un protocolo para la seguridad en los partidos. Más disparos en la oscuridad. El problema es más profundo que simplemente aumentar el número de policías, quitar mantas o aumentar las revisiones. La solución tendría que empezar por preguntarse ¿Cuáles son los motivos del incremento de la violencia en los estadios? Y ¿En qué situación se encuentran los jóvenes en el país? Sabemos que estos directivos de visión corta apostarán por la represión. Mientras sus ganancias no se alteren, no habrá problema. Normal.
Algo Más. La llegada de Memo Ochoa al Málaga pareció ser el despegue de su carrera en Europa después de pasar unos años en el Ajaccio francés. Sin embargo, resultó todo lo contrario, ahora está congelado en contraste con la intensa actividad que tuvo en su antiguo equipo, que sin duda representó un gran entrenamiento para llegar al mundial en óptimas condiciones. Para eso sirven algunos promotores, sólo para pensar en su porcentaje y no en el desarrollo del jugador.