Las lecciones de las elecciones
Pedro Peñaloza
“Si votar sirviera para cambiar algo, ya estaría prohibido”.
Eduardo Galeano.
1. Anulistas y sufragistas. Los resultados netos y concretos del reciente proceso electoral nos muestran algunas escenografías previstas y novedosas. La ola anulista se presentó desorganizada y sin coherencia organizativa, su convocatoria estaba llena de una ensalada de estados de ánimo y de lecturas políticas. Apostaron a la desesperanza y al rencor de amplias franjas de ciudadanos. Se creyó que era suficiente describir la descomposición de la clase política y de sus partidos, para construir una opción opositora. Los datos indican que el 5% de los concurrentes a las urnas anularon su voto de distintas formas. Dicho comportamiento podrá irónicamente servir para definir elecciones competidas y específicamente la ratificación del registro de algunos partidos.
Por su parte, los sufragistas se encargaron de animar y promover la asistencia a las urnas. Vendieron la idea de que era de gran trascendencia votar, se construyó una mescolanza de académicos liberales y personeros del gobierno que enaltecieron la práctica electoral como un repudio a la violencia. Simplismo a la chabacanería, como si las múltiples violencias que genera un sistema excluyente y cotidianamente agresivo encontrara un dique en el acto de votar un día.
2. Geografía electoral y persistencia bipartidista. Más allá de los deseos y de las encuestas, el país se dividió sustancialmente entre el PRI y el PAN. De poco sirvió la baja aceptación del presidente Peña en los electores, puesto que le otorgaron una masa de votos a su partido que le permitirá junto con sus aliados (Verde y Panal), contar con la mayoría simple en San Lázaro.
En el caso del PAN, no obstante su estancamiento en el número de diputados, obtuvo algunos triunfos en estados y municipios que le permite seguir siendo una fuerza negociadora con Los Pinos.
Llama la atención que ambos partidos, que coinciden en una política contraria a los intereses de los asalariados y seguidores de la globalización excluyente, sigan obteniendo el respaldo de amplias capas de la población. Una sintomatología que por supuesto tiene múltiples causas.
3. PRD y Morena: la disputa de los nacionalistas. La alta votación obtenida por Morena que se expresó en triunfos delegacionales y posible mayoría en la Asamblea Legislativa muestra un reacomodo de las fuerzas de la izquierda neonacionalista, que implicará una seria disputa política con el gobierno de Mancera, para desactivarlo como posible candidato presidencial. Es evidente, que se perfila un horizonte de crisis en el PRD (amplificada por su escasa votación nacional), que fortalecerá al lopezobradorísmo, por ahora.
Epílogo. El triunfo del «Bronco» y las alianzas pragmáticas de Movimiento Ciudadano, son elementos interesantes que pueden ir configurando el escenario para la elección de 2018. A su vez, Peña se encuentra en serios apuros, puesto que, no obstante su mayoría parlamentaria las condiciones económicas y sociales no son cartas de presentación vendibles en una disputa de mayor impacto y participación como lo es la presidencial. Claro, su problema se resolvería si se repite la votación masoquista de una población que ratifica su preferencia al PRI. El PAN y el PRD buscarán ansiosamente su candidato, Morena ya lo tiene. El país fracturado por la desigualdad social merecería algo distinto a estas agencias de colocaciones, pero no se ve una alternativa distinta. El desencanto.
pedropenaloza@yahoo.com Twitter: @pedro_penaloz