Las mujeres mandan
Los Políticos
Por Salvador Muñoz
Las mujeres mandan
El pasado cinco de febrero, en Acatlán, como a las nueve de la noche, una serenata inusual se daba al balcón de una dama. No le fueron a cantar amores, ni celebraron un cumpleaños ni se trataba de una reconciliación… era una invitación, también, inusual a una mujer por otra mujer… no, no es lo que se imaginan… no se pasen de “Open MInd”… era Paquita la del Barrio cantando al balcón de Angeles Mendoza García para invitarla a participar como candidata a la presidencia municipal de este lugar, por el partido Movimiento Ciudadano.
Eso sí, lo que iba a ser un asunto entre dos, acabó volviéndose casi en una verbena popular porque en cuanto los vecinos reconocieron primero la voz, y luego, al personaje, salieron a escuchar de cerquita a la candidata a diputada por el distrito de Misantla.
II
Paquita ha sido cuestionada por hacer lo que cualquier político no haría: decir la verdad. ¿Por qué tendría que saber un ciudadano lo que acontece en el Poder Legislativo, más allá de lo que nos dicen: que allí se hacen Leyes y el Congreso es la casa del Pueblo?
En cuanto nuestras Leyes se cambiaran, es decir, que entre los requisitos para ser diputado por seguir con este ejemplo, estableciera ser Licenciado en Derecho, Jurista o Doctor en esta rama, lo primero que desaparecería en cualquier Congreso, sería el presupuesto para Asesores… ¿o de verdad piensan que nuestros diputados son una lumbrera legislativa en dos patas? Quitemos a los asesores y salvo honrosas excepciones, dígame qué nos queda: ciudadanos elegidos en las urnas. Si hay malos diputados no es porque los hayamos elegido, sino porque simplemente no se quisieron preparar, mínimo, para leer la iniciativa que el asesor o el jefe de bancada les pone para pasar a tribuna.
A Paquita la critican por decir lo que ningún otro político o candidato diría: la verdad. Si ganara, tanto los ciudadanos de su distrito como los veracruzanos, así como el sector que representa, tendrían que exigirle que se empapara de la responsabilidad conferida en las urnas y no ser una simple “levanta-dedos”… acuérdense: “que el pueblo me lo demande”…
III
Uno de los tantos sectores que sin duda ha sido afectado por esta crisis sanitaria desde ya casi un año, es el de los grupos musicales; agregue los de espectáculos, como payasos, magos, los disc jockey, o ese conjunto de personas que “arman” la fiesta infantil… sume a meseros, cocineros, banqueteros; adicione salones, teatros, centros de convenciones, y ponga de cereza a los proveedores… ¿ya imagina la cantidad de pérdidas y de todos los eventos, shows, espectáculos y fiestas que se ha perdido por la pandemia? Bueno, si usted ya tiene una idea de esto, pues igual lo tiene y en mejor medida y escala Paquita la del Barrio, quien no es ella nada más… Paquita es un grupo de músicos, un técnico en sonido y luces, un agente, por citar a los que se me ocurren… en pocas palabras, Paquita es y sabe lo que es un empleo porque a diferencia de los políticos que tienen la solución a todos nuestros problemas, ella no ha vivido de nuestros impuestos pero sí de nuestros boletos o de la compra de un CD u hoy tan de moda, escuchando sus rolas en Spotify.
Sí, Paquita es seguro que no sepa nada de política, pero sabe trabajar. Insisto: Si gana, habrá que exigirle se empape de su nueva labor como a cualquier otro ciudadano o político triunfador.
IV
Este viernes, Paquita la del Barrio estará en Yecuatla… no, no habrá serenata, pero acompañará a Edgar Jiménez Pérez, El Faraón, en su entronización (para estar ad hoc) como dirigente municipal de Movimiento Ciudadano. Las serenatas de Paquita, todo indica, estarán dirigidas a las mujeres, a que tomen la decisión de participar en un cambio, como con Angeles Mendoza García, vecina de Acatlán, quien es posible que no entienda de grillas pero sí de justicia, de bien común, por una simple razón: es una ciudadana de a pie, que quiere lo mejor para sus vecinos, para Acatlán, pero no se animaba a ser candidata… hasta que Paquita la del Barrio la convenció con una serenata:
“No tengas miedo por grandotes que los veas /
Ponte valiente ya verás cómo se amansan /
¡Que aquí las mujeres mandan!”