Pedro Peñaloza

Las risas de los ricos

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Pedro Peñaloza

Trabajando he conseguido ascender desde la nada hasta la pobreza más extrema.

Groucho Marx

1. La burla como política pública. Ante la homologación del salario mínimo en el país, que llegó a 70.1 pesos, algunos actores que “armaron” dicha propuesta, nos ofrecieron declaraciones que superan cualquier parámetro de cinismo, veamos: No, no es broma, el ciudadano secretario del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida, declaró lo siguiente, “por primera vez en cuarenta años los mínimos están recuperando poder adquisitivo”, puesto que, continúa el exprocurador mexiquense, “esta homologación salarial no puede considerarse como un tema menor, porque permitirá una recuperación gradual y sostenida, no episódica de los mínimos y, sobre todo, porque se da en un año de desaceleración económica y de incertidumbre de los mercados”. Por su parte, los dirigentes empresariales Gerardo Gutiérrez, Juan Pablo Castañón y Manuel Herrera, asistentes al “patriótico” acto, señalaron que, “la iniciativa privada sí podrá pagar este aumento”, pero además muestran su fervor al país al enfatizar que, “reconocen el esfuerzo que hacen los trabajadores mexicanos” (“La Jornada”, 29/09/15, p.32).

Si bien es cierto, que la unidad de medida del salario tiene distintos mecanismos para su concreción, no olvidemos el efecto que tiene el incremento del salario mínimo al justificar y legitimar movimientos en los precios que tienen un efecto multiplicador en el ingreso de los núcleos mayoritarios, que aunque no estén sujetos al salario mínimo sufren los estragos del disparo de los precios en bienes y servicios.

2. Discursos vacíos y realidades concretas. El panorama que tiene la población trabajadora no es nada estimulante. Los resultados preliminares de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del INEGI, señala que la tasa de desocupación en las 32 ciudades más importantes del país fue de 5.5 por ciento en agosto. Las cifras preliminares de la ENOE indican que a nivel nacional 4 de cada 5 personas desocupadas, y que realizan acciones para encontrar empleo sin conseguirlo, cuentan con estudios de bachillerato y de nivel superior, esto es, 79.5 por ciento del universo total de desocupados en el país; en contraste, el 20.5 por ciento restante carece de estudios completos de secundaria. En tanto, continúa la encuesta, la tasa de informalidad laboral, la cual, abarca a quienes trabajan en micronegocios no registrados, se desempeñan en la agricultura de subsistencia, y aquellas personas que laboran sin protección de la seguridad social, se elevó a 57.9 por ciento en agosto.

3. Economía para la injusticia y los privilegios. Haciendo a un lado las superficiales y toscas declaraciones de Navarrete Prida, lo esencial es que estamos en presencia de un contexto donde predomina la insensibilidad política y la avaricia tradicional de los segmentos burgueses. Parecería que en los círculos dominantes persiste la idea y la convicción de que las masas oprimidas no se van a movilizar para exigir un cambio de rumbo para la búsqueda de mejores condiciones de vida y de salud. La línea de pensamiento de las élites gobernantes supone que los controles formados por el  viejo sistema corporativo y clientelar son inamovibles. Desde el poder los anteojos tienen una graduación que solo ve números rojos y negros. No más.

Epílogo. Hoy las risas y seguramente carcajadas de quienes están en los dos últimos deciles son evidentes. Tienen un Gobierno que, inscrito en la globalidad financiera, cuida eficazmente sus intereses. Quizá en los próximos tiempos los ejercicios faciales de esa minoría rapaz tenga otras muecas. Nada es eterno en las ciencias sociales, menos si se ejerce una opresión brutal y sin límites. Ese confort de los muy ricos puede ser efímero.

Ojalá.

pedropenaloza@yahoo.com                         Twitter: @pedro_penaloz

 

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