Pedro Peñaloza

Las Tormentas que Vienen

Comparte

“No hay que apagar la luz del otro para lograr que brille la nuestra”.

Mahatma Gandhi.

 

 

  1. El monopolio de la verdad. Es común que el presidente López Obrador replique ante cualquier cuestionamiento periodístico con una frase abstracta y aparentemente contundente: “yo tengo otros datos”. Aunque no los tenga o termine sucumbiendo ante las propias cifras oficiales. Lo importante para él es mostrarse firme y con información privilegiada. No importa la terca realidad. Peor para ella.

Estamos en presencia de un fenómeno que puede conducirnos a escenarios muy peligrosos y con ello a la cancelación de un diálogo fructífero entre los diversos actores políticos y sociales. ¿Cómo podrían plantearse puntos para la llamada gobernanza si el presidente de la república tiene una “información” que no coincide con las cifras que ofrecen las instituciones del Estado? Hasta el momento ha quedado claro que el tabasqueño no está interesado en entablar puentes de comunicación y diálogo con organizaciones que no sean adictas a su gobierno. Sólo monologa y responsabiliza al pasado.

  1. Capricho presupuestal. Hemos visto en los últimos días como se ha exhibido el manejo discrecional de las contribuciones fiscales, no obstante que la cámara de diputados etiqueta el destino específico de los distintos rubros del presupuesto de egresos. El secretario de Hacienda, por órdenes de su jefe, el presidente, “congeló” miles de millones de pesos destinados al rubro de la salud, lo cual es un atropello e implica violar la ley. Tuvo que venir una oleada de protestas de los funcionarios, médicos y enfermeras de los institutos y hospitales para poner al descubierto semejante atentado. Quizá el propósito del gobierno era escamotear los recursos para desviarlos a los proyectos políticamente prioritarios de AMLO a costa de los enfermos. Por el momento no pudo, al menos totalmente.
  2. La militarización sin rumbo. Una vez aprobada la Guardia Nacional y sus leyes secundarias, la ruta que sigue es riesgosa y volátil. Es obvio que el ex jefe de gobierno no tiene la menor idea de cómo detener el espiral de violencias que envuelven al país. Su confesión de “no combatir a los cárteles”, es una muestra de la ausencia de una Política Criminológica poliédrica, lo cual puede meter al país en un callejón sin salida y profundizar el baño de sangre en el que vivimos.

Epílogo. Con un gobierno sin ruta de navegación, que ha presentado un PND sin pies ni cabeza, sin ninguna articulación de variables, vamos de ocurrencia en ocurrencia, lo que dicte el humor presidencial, cada día más limitado. Cuidado, los 30 millones no son eternos.

pedropenaloza@yahoo.com

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *