Las vallas inútiles
Las vallas inútiles
Por
Pedro Peñaloza
“En el gobierno, como en el cuerpo
humano,
las enfermedades más graves proceden de
la cabeza”.
Plinio el Joven
La notable incapacidad del
gobierno federal, destacadamente del ciudadano presidente López Obrador, para entender
la morfología y los planteamientos de los movimientos feministas ha provocado
una prolongada crisis y crispación interminables.
Las demandas de los diversos
grupos se centran en las violencias contra las mujeres, especialmente en los
ataques sexuales y en los feminicidios que han crecido a niveles altamente
preocupantes. Frente a este panorama nada gratificante, la impunidad y
complicidad se han convertido en un binomio permanente. Es decir, hay un grito
colectivo por justicia pronta y eficaz.
Los recientes sucesos violentos
del 8 de marzo ratifican la derrota del diálogo y el triunfo de la sinrazón de
los gobiernos federal y locales. Sin embargo, las mujeres padecen, además de
los ataques directos a su vida y a su libertad de por sí inaceptables, también,
de precarización y exclusión laboral. Si nos vamos al pasado reciente, nos
encontramos que el Banco Mundial, por medio de Gabriela Inchauste, economista
encargada de equidad y género, informó que con la pandemia las oportunidades de
empleo disminuyeron más para las mujeres, aumentando, al mismo tiempo, la carga
de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados. El resultado concreto, de
acuerdo con ese organismo, es que el año pasado 1.7 millones de mujeres dejaron
el mercado laboral mexicano; mientras, 23.5 millones no estaban disponibles
para trabajar porque atendían otras obligaciones en el hogar, 1.4 millones más
que en 2019 (La Jornada, 9/3/21, p.19).
Lo anterior coincide con el
reciente informe del Coneval que sostiene que el promedio de horas de trabajo a
escala nacional en cuidados a una persona en el hogar se ubicó en 27.8 horas
semanales para las mujeres y 15.2 para los hombres. A esto habría que agregar,
que en materia salarial la brecha entre mujeres y hombres es notable, según un
estudio del diario Reforma (6/3/21, p.4), en una revisión de la nómina de la
Administración Pública Federal, la diferencia entre el pago a los hombres y las
mujeres indica que los primeros reciben, en promedio, 35 % más. Por supuesto,
no son los únicos sectores donde la desigualdad y la exclusión a las mujeres es
notable.
Así las cosas, la inequidad y las
violencias contra las mujeres son de carácter estructural. Por ello, vayan
donde vayan padecerán los estragos de un sistema que normaliza la marginación a
las mujeres. Las vallas son inútiles,
no pueden detener los feminicidios ni el desempleo. Se requiere de otro gobierno, de otro sistema.