“Ley Mordaza” de Cuitláhuac
“Ley Mordaza” de Cuitláhuac
Por
Edgar Hernández*
¡Espionaje
desde “El Palomar”!
Ante el arribo de nuevos
vientos de cambio y el inminente voto de castigo al mal llamado gobierno del
cambio, Cuitláhuac García y su capataz, Eric Cisneros, han desatado una feroz
campaña de difamaciones y amenazas en contra de quienes consideran sus peores
enemigos, los periodistas.
Se percibe desesperación y
arrebato.
Sin otra arma que no sean las
amenazas, el insulto y el libelo, han emprendido una campaña contra columnistas
y moderadores de opinión que se suma al persistente amordazamiento a los
reporteros que cubren la fuente de Palacio de gobierno.
El fin de semana que concluyó
el colega Iván Calderón, en contundente mensaje videograbado, pone al descubierto
una “Ley Mordaza” que pretenden imponerle a través de un sustanciosos ofrecimiento
monetario a cambio de no criticar ni señalarles sus errores.
“Tajantemente me indicaron que
no podía señalar ningún error ni hablar mal del gobernador, del secretario de gobierno,
ni de ningún secretario, o sea, la ley mordaza total”, denuncia en contundente
afirmación hecha viral en las redes sociales.
Llama la atención en su
mensaje que espera no tener repercusiones personales “ya que estoy enterado que
el Secretario de Gobierno, en una mesa de seguridad, pidió que me investigaran
de donde obtengo beneficios económicos… y ello me da cierto temor”.
Días atrás el influyente y
controvertido columnista Manuel Rosete fue objeto de un grosero ataque en un
video de “Anonimus” en donde de manera insultante se meten con su familia y
ponen en tela de juicio su trayectoria periodística de casi 52 años. Las
expresiones manifiestas en dicho video no reflejan más que odio y un profundo
coraje en contra del comunicador por sus agudos escritos.
De igual manera el pasado
viernes circula un “spam”, información basura, de un segundo libelo en donde se
ataca a quien esto escribe.
En el primero se reseña mi
trayectoria de “chayotero” a lo largo de 48 años de ejercicio periodístico
concluyendo que mis columnas “solo reflejan mi alma negra como el color de mi
piel”; en un segundo ataque dan cuenta como a través de mi espacio de opinión
en redes sociales, “Línea Caliente”, lo dedico a la extorsión y a pedir limosna.
Se percibe pues una sensible
desesperación; un arrebato por sustituir la razón con amenazas y una retahíla
de señalamientos sin más pruebas que las ofensas y difamaciones en contra de
las familias de los señalados.
Para el gobierno del “cambio”,
el de la “esperanza”, no hay claridad entre el convenio y el chayote; entre la
venta de publicidad y la de criterio. Se confunden los espacios de opinión con
la propaganda.
En este espacio se ha repetido
hasta la saciedad que la prensa, que los periodistas en la mayoría de los casos
vivimos de los espacios de publicidad, no de la venta de criterios y opiniones
y que los métodos y relaciones de la prensa con el mundo oficial son diversos.
Hay quienes piden facturación,
otros son convenios a la palabra, y los hay quienes ofrecen crédito a futuro
para “cuando llegue nos ponemos a mano”.
Esas han sido las reglas de
juego, al menos las que consta a quien hemos dirigido oficinas de prensa por
décadas.
Así fue siempre hasta que
llegaron los bárbaros a romper el molde, a desquitarse a madrazos, a actuar como
peleadores de cantina y a utilizar a localizados “periodistas”, los chayoteros
de 200, pesos para ofender, para escribir en el anonimato, para meterse con las
familias de los periodistas y escribir historias infamantes.
Subvencionados por dos pillos,
Iván Solís y Aldo Valerio que han hecho de sus respectivas oficinas de prensa
la cueva de Ali Baba, emprenden campañitas denostadores contra el gremio
avalados por el titular de la Secretaría de Gobierno, Eric Cisneros, que bien
sabe el origen de los asesinatos de las periodistas que va en el sexenio.
El motejado como “Bola 8” será
recordado como el brazo golpeador de los periodistas.
El mismo que sin empacho, en febrero
del año pasado, acuso sin pruebas de por medio que cierta prensa era reclutada
por el crimen organizado, so pretexto de una manifestación en ciudad Isla, donde
según él, se agredió a la fuerza civil.
El mismo que en mayo del año
de la pandemia embistió directamente a la prensa al amenazar con un “aquí va a ver un parteaguas que es muy claro, y
también va para todos los compañeros que son periodistas, va para todos los
veracruzanos, con esto que está pasando hoy en Veracruz, vamos a saber quién
está del lado de los veracruzanos, y quién quiere ser cómplice de un pequeño
grupo de personas que ni siquiera son veracruzanas”.
Y sin cejar
en su empeño agresivo contra los medios de comunicación en agosto del mismo año
amenaza a Bertha
Malpica de Ahued, Directora
“El Dictamen” a quien amenazó con “el que se lleva se aguanta”
añadiendo a su advertencia una orden a la Subsecretaria de Ingresos del estado para que notificara un pago de impuestos que
debería pasar a cubrir de inmediato.
La que hoy
libran los comunicadores con el gobierno es una guerra abierta.
Una guerra declarada por Cuitláhuac García en contra de los
representantes de los medios de comunicación, utilizando a Ana Volga Moreno
Escalante del Centro de Análisis y Perspectiva Política de la SEGOB, quien es
la encargada del espionaje telefónico, así como de contratar mercenarios, los
llamados “cacaperiodistas”, para difamar a los auténticos comunicadores.
Es una guerra, sin embargo, que tiene fecha de caducidad.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de
Periodismo