LIBROS DE TEXTO GRATUITOS
Regresamos de las vacaciones. Estamos listos en el primer día del nuevo ciclo escolar. Es febrero de 1960 y la maestra María Guadalupe Rojas Rosas, directora de la Aquiles Serdán, de Las Puentes, con elocuencia, da la bienvenida a todos los escolares que, formados en la plaza cívica, escuchamos atentos el tema que nos ocupa, y la arenga sobre la celebración del día de la Constitución Mexicana. Los pubertos que van a sexto grado ocupan la última fila, los párvulos de nuevo ingreso, ocupan la primera. La bandera nacional, bajo el fondo del azul del cielo, ondea majestuosa a toda asta. A la ordenanza del paso redoblado, entramos a nuestros respectivos salones, ahí, nuestra profesora, con una sonrisa dibujada en los labios, a cada uno saluda de mano. Todos los compañeros, por ser hijos de obreros de la fábrica La Purísima, nos conocemos. Claudio desfila descalzo, no sabemos quien es, hasta que se presenta y nos dice que es vecino de la colonia Úrsulo Galván, y que su papá es campesino.
La clase inicia, la educadora nos habla de la utilidad y la belleza del estudio, reprueba el ocio y la vagancia, a la vez nos sensibiliza mencionando el esfuerzo que hacen nuestros padres para que ocupemos un lugar en esta escuela y que ella, por consiguiente, no va a solapar la flojera ni la irresponsabilidad de sus alumnos. La emotividad de la maestra se hace notar cuando refiere que nos van a regalar los libros de texto, porque el presidente de la república, don Adolfo López Mateos, ha ordenado al secretario de educación que, los correspondientes libros se hagan llegar hasta los lugares más recónditos de la nación, y que se cumpla con el decreto del derecho y la obligación a la educación gratuita, según el Artículo 3o. de nuestra Carta Magna.
El mandato se ejecuta. Los libros de texto gratuito, están en poder de cada uno de los educandos. Mi libro de segundo año es de Lengua Nacional, Historia y Civismo; nos reparten además, dos cuadernos de trabajo, uno de escritura y el otro de aritmética y geometría. Los tres traen en la portada un retrato donde aparecen a la izquierda, el padre Miguel Hidalgo, al centro, el benemérito don Benito Juárez y a la derecha, el apóstol don Francisco I Madero, tres próceres —nos explica la maestra— que lucharon para que los mexicanos seamos libres.
La ordenanza es rigurosa: —Es una obligación que forren y cuiden muy bien estos ejemplares, el gobierno invierte una considerable cantidad de dinero y esfuerzo en este logro. Muy atentos mis compañeros y yo, después de rotular las contraportadas con nuestro nombre y dirección, iniciamos el correr de las páginas, admirando los dibujos y ejercicios de lectura que en ellas aparecen. El silencio invade el aula, estamos concentrados en los TEXTOS.
Amigos, este relato viene a colación, porque este pasado doce de febrero, se cumplieron 6 décadas de que se constituyó la Comisión Nacional de Libros de Texto. Los libros han servido a nuestros hijos y ahora a nuestros nietos. El tiempo voló, las canas lucen su brillo, pero bien que aprendimos aquello que dice: “Tarugo el que presta un libro, pero más tarugo el que lo devuelve”. Porfa, no tomen decisiones insensatas. Cautela ante todo.
¡Ánimo ingao..!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz
Versión de audio en la voz del “Jarochito”: