El Valor de Nuestra Gente

Linda Rubi Martínez Díaz

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EL VALOR DE NUESTRA GENTE

Hola queridos lectores, les saludo con el cariño de siempre. La familia es el elemento más importante para la formación integral de las personas, así como la principal fuente en donde se deben cultivar y practicar los valores. Como el primer grupo que sirve de base a nuestra sociedad, es responsable de cuidarnos y protegernos cuando fuimos niños, pero también de integrarnos al mundo y de hacer que, a través de la enseñanza de prácticas, reglas y pautas de convivencia, podamos adaptarnos exitosamente a las necesidades de la sociedad.

La importancia de la familia estriba principalmente en dos pilares fundamentales para la existencia del ser humano: por un lado, brinda al recién nacido protección, cuidado y cariño, por el otro, socializa a través de esas cosas reglas de comportamiento, dónde está el peligro, qué cosas no se deben hacer, cómo ser sano, cómo ser saludable, qué significa cada sensación, etc. En este tenor, es el primer vehículo que proporciona experiencias de aprendizajes a través de los valores, de la cultura y el carácter personal. En la familia se aprende de un medio benéfico más grande de la práctica de valores a través de la ayuda mutua. De este modo, propicia el cultivo no sólo de necesidades individuales, las cuales vienen de nacimiento, sino necesidades que involucren a la colectividad.

No hay que olvidar que las familias son únicas e irrepetibles, vienen determinadas por el espacio y el tiempo, por la cultura y la historia, pudiendo en algunos casos ser muy numerosas y en muchos otros limitarse solamente a los integrantes nucleares: padre, madre e hijos.

Sin embargo, todas tienen la misma finalidad, pues conforman el eje educativo principal de nosotros como personas de bien. Debido a que la educación es el baluarte para la práctica de valores que impactan desde la niñez hasta la edad adulta en la sociedad, estado y país, la familia es el centro donde se fortalecen los individuos.

Hoy en día, no es difícil constatar la pérdida de valores y la generación de desconfianza entre los jóvenes, dos fenómenos que tienen muchas veces una raíz común, que son las familias disfuncionales. Desgraciadamente, hay una tendencia a la alza de la desintegración familiar, lo cual implica que los buenos valores y la generación de sueños hacia el futuro, no los están tendiendo las nuevas generaciones, provocando una sociedad cada vez más desunida. Por ello, aun cuando es importante que los jóvenes sean independientes y se acostumbren a tomar decisiones de manera propia, también es necesario rescatar lo que hemos perdido. Hay tradiciones que siempre valen la pena ser preservadas, y son aquellas que permiten fortalecer a las sociedades como un todo, y no como un mero conjunto de individuos.

Es necesario que los padres consideren la importancia que tiene la familia en la formación de futuros ciudadanos que dirijan  los destinos del país, considerando que la educación es un proceso artesanal, personalizado, en donde se educa uno a uno; no puede hacerse industrialmente, por lo que solo puede hacerse en el seno de la familia.

Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.

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