Llegar a San José
Llegar a San José
Por Salvador Muñoz
Lo ocurrido en el cuartel de San José es una constante en la
mayoría de los gobiernos, de las autoridades y sobre todo, de las encargadas de
la Seguridad: oídos sordos a un reclamo. La manifestación con un clamor de
justicia acabó con un baño de gas lacrimógeno, o como lo llaman los policías:
“agente de control antidisturbios”.
Si se hace memoria, es seguro que por allí recordemos varias
manifestaciones en demanda de soluciones, de justicia, de pagos, de lo que
usted quiera… sí, también de muchos vivos reclamando por sus familiares
muertos, como el caso de San José de hace unos días… se insiste: los oídos
sordos al reclamo son constantes en los gobiernos, en las autoridades, en los
cuerpos de Seguridad Pública… lo que no debe ser constante es que cada vez que
haya un detenido, y se traslade a San José (como se le llama al antiguo
cuartel), ¡se les “muera”!
Nos referimos al caso de Carlos, allá por mayo de este año, quien
en los separos de San José, sí, falleció, de acuerdo a lo informado por
Seguridad Pública, por infarto; la versión de sus familiares, por los golpes
recibidos, lo que ahora, con Gustavo, el caso más reciente, junto con el de
Carlos, viene a echar por la borda las líneas de Wislawa Szymborska, nobel de
literatura quien nos cuenta que “Nada sucede dos veces/ ni va a suceder, por
eso/ sin experiencia nacemos,/ sin rutina moriremos”.
Un asunto igual de alarmante, es “justificar” la muerte de una persona
a través de las redes donde se exhibe a Gustavo con armas y dinero. Es una pena
que Seguridad Pública se preste a eso…
Igual de lamentable es que el gobierno de Morena, salido de las
manifestaciones, de los bloqueos, de las demandas y los jaloneos, sea incapaz
de escuchar e incurra en lo que tanto criticó de los otros gobiernos, de las
otras autoridades, de aquéllas que eran encargadas de la Seguridad… para acabar
siendo lo mismo… ¡o peor!
¿Era necesario el uso de gas lacrimógeno? Es claro que para algún
jefe en el cuartel de San José, sí y se procedió a usarlo ante la circunstancia
que estaban enfrentando… ¡vamos! Hasta cierto punto, eso es lo menos criticable
para Seguridad Pública… se reitera: son dos puntos los que deben empezar a
preocuparnos a los ciudadanos, a los veracruzanos: tenemos autoridades sordas,
incapaces de entablar un diálogo, de atender a familiares que señalan y que
demandan justicia. Es más fácil encerrarse que pedir un grupo de personas,
invitarlas a dialogar y llegar a un acuerdo… es más fácil atrincherarse y dejar
que los ánimos sigan calentándose, para después, arrojar lacrimógeno… porque
son incapaces de escuchar.
Así, Hugo Gutiérrez Maldonado, titular de Seguridad Pública en
Veracruz, no sólo es capaz de deshacer cualquier forma de diálogo, de destruir
cualquier credibilidad o confianza que pudo ganar a favor de sus elementos, o
de engendrar miedo en lugar de seguridad… el funcionario de Gobierno también es
capaz de darle otro matiz hasta a los versos de Wislawa Szymborska: “Nada
sucede dos veces/ ni va a suceder, y si vas a morir, basta con llegar a San
José”.