LOS ARCOS DE SAN JERÓNIMO
LOS ARCOS DE SAN JERÓNIMO
Jesús Bonilla Palmeros
Jesús Bonilla Palmeros
Las ofrendas florales dedicadas a San Jerónimo, entidad tutelar de la
ciudad de Coatepec, es uno de los referentes de la pervivencia y evolución de
antiguas manifestaciones del culto popular.
Designados generalmente con el nombre de “arcos”, probablemente en razón
de que en sus inicios enmarcaban los pórticos de arco de medio punto en los
accesos de los recintos religiosos. Los actuales “Arcos de San Jerónimo, son
producto del dinamismo técnico y la pervivencia de antiguas concepciones
sincréticas de tradición indígena-católica, en el sentido de que el proceso
sincrético inicial ha trascendido a través del tiempo, junto con la ampliación
de las estructuras y la pervivencia de elementos iconográficos, a su vez
fundamentados en las antiguas historias presentes en la tradición oral de los
Coatepecanos de la parte alta de la ciudad.
Desde mediados de septiembre hemos tenido la oportunidad de observar
detenidamente el proceso de manufactura del “Arco mayor” desde sus inicios. El
primer paso es la disposición de los postes que delimitan lateralmente la
estructura, los cuales se van asegurando sobre dos grandes tambos de lámina en
su punto más alto y los extremos opuestos al ras del suelo, a fin de darle la
inclinación requerida para un fácil desplazamiento de quienes se encargan de
amarrar las flores. Posteriormente se arma la “cama”, término con el que se
refieren a la base de la estructura, la cual se integra por una serie de
angostos maderos o morillos, distribuidos a una distancia de 60 centímetros
entre uno y otro, los cuales se clavan a los postes y se aseguran con dos
vueltas de alambre recocido. Ya asegurados los maderos, se van disponiendo
clavos a todo lo largo en el primero y el último, a fin de delimitar espacios
de diez centímetros, y que mediante el tendido de hilos entre ambos clavos se
pueda marcar la misma distancia en todos los maderos, que sirven a su vez como
guías para clavar a los mismos las largas varas de bambú. Cuando ya se
encuentra armada la “cama” de la estructura, se procede a integrar todas
aquellas partes que constituyen el relieve del diseño, en sí agregados de
madera, bambú, bejuco u otro material que servirá a su vez de base para amarrar
las flores, hojas o ciprés.
A la par de la manufactura de la estructura del “arco”, se realizan una
serie de actividades alternas, entre las que destaca la colecta de las flores.
En fines de semana previos a la festividad, los “arqueros” se trasladan a
distintos puntos entre los límites de Puebla y Veracruz, a fin de llevar a cabo
la recolección de las flores conocidas con los nombres de “cucharilla,
sierrilla, chimal y soto”, para lo cual convocan a los integrantes de las
cuadrillas en punto de las tres y media de la madrugada. Los puntos de reunión
son las casas de los “mayordomos de los arcos”, quienes haciendo un esfuerzo
económico solventan los gastos del recorrido, y ofrecen alimentos a los
acompañantes al inicio del viaje y al regreso con la flor requerida para la
manufactura de las ofrendas florales.
Entre las creencias que se mantienen vigentes en torno a la colecta de
la flor, se les recomienda a todos los participantes no llevar ningún objeto o
alimento de color rojo para evitar que la flor se manche.
Posteriormente entre los días 22 y 23, se realizaba al traslado para
recolectar las plantas epífitas (tenchos y camarones) hasta diversos puntos
ubicados en los municipios de Banderilla, Xalapa (Sedeño), y Coatepec (Cinco
Palos). Las flores de las epífitas son imprescindibles en la manufactura de los
“arcos”, debido a que sus tonos rosados y rojos le dan un toque especial a las
ofrendas florales, sobre todo su combinación con la “flor de cucharita” remite
simbólicamente a los colores (rojo y blanco) como distintivos de San Jerónimo
en la iconografía católica.
Es importante resaltar que en la manufactura de los “arcos”, se tiene
especial atención en llevar a cabo una sencilla pero muy significativa
ceremonia identificada con el nombre de “colocar la primera flor”, misma que se
lleva a cabo con el apoyo del padrino del arco, quien en presencia de los
mayordomos, colaboradores, amistades y público en general, se rezan oraciones
acordes al momento y se colocan simbólicamente las primeras flores a una cruz
elaborada para la ocasión, o en la estructura del “arco”. Posteriormente tiene
lugar un alegre convivio en el que se degustan ricos tamales y alguna bebida
tradicional.
El punto de partida para la bajada de los arcos el día 29 de septiembre,
siempre ha sido el lugar conocido como “Los Carriles”, desde donde inicia el
recorrido con los “arcos” por las calles que integraron el antiguo núcleo del
asentamiento fundado el año de 1560.
Fuente Bibliográfica. Bonilla Palmeros, Jesús Javier, San Jerónimo y
Tepeyollotl entre cerros, cuevas y templos, Coatepec, Ver., Imprenta Toscana,
2015.