LOS CONFLICTOS PODRÍAN RESOLVERSE SI NOS ESCUCHÁRAMOS CON RESPETO: PAPA
LOS CONFLICTOS PODRÍAN RESOLVERSE SI NOS ESCUCHÁRAMOS CON RESPETO: PAPA
Sobre la profecía, don que el Espíritu Santo ha distribuido en el Santo
Pueblo fiel de Dios, reflexionó el Papa antes de rezar el Ángelus del domingo 2
de julio. El Santo Padre hizo presente que cada uno “incluso el más pequeño”
tiene un don profético que compartir, por eso pidió escucharse unos a otros con
respeto, “porque cada uno de nosotros necesita aprender de los demás”.
“Cuando hay que tomar una decisión importante, viene bien sobre todo
rezar, invocar al Espíritu, pero después escuchar y dialogar” porque cada uno
“incluso el más pequeño” tiene “un don profético que compartir”. El Papa
Francisco rezó el Ángelus al mediodía asomado a la ventana del Palacio
Apostólico Vaticano, acompañado de los fieles y peregrinos que se reunieron en
la Plaza de San Pedro. Antes de la oración mariana, como es habitual, realizó
su comentario sobre el Evangelio del día, hoy, Mateo 10 versículos del 37 al
42. Así introdujo su reflexión:
En el Evangelio de hoy Jesús dice: «El que recibe a un profeta porque es
profeta, tendrá recompensa de profeta» (Mt 10,41). Tres veces la palabra
«profeta». Pero, ¿quién es el profeta? Hay quien lo imagina como una
especie de mago que predice el futuro; esta es una idea supersticiosa y el
cristiano no cree en las supersticiones, como la magia, las cartas, los
horóscopos o cosas similares. Pero…entre paréntesis, tantos, tantos
cristianos van a hacerse leer las manos… por favor… Otros pintan al profeta
solo como un personaje del pasado, que existió antes de Cristo para preanunciar
su llegada. Y Jesús mismo hoy habla de la necesidad de acoger a los profetas;
por lo tanto, existen todavía, pero, ¿quiénes son? ¿Quiénes son los
profetas? ¿Quién es el profeta?
El profeta es un signo vivo que muestra a Dios a los demás
Cada uno de nosotros es profeta, explicó seguidamente el Pontífice,
porque, de hecho, “con el Bautismo todos recibimos el don y la misión de la
profecía”. Y más precisamente, es profeta “aquel que, en virtud del Bautismo,
ayuda a los demás a leer el presente bajo la acción del Espíritu Santo, a
comprender los proyectos de Dios y a corresponderlos”, quien “muestra a los
demás a Jesús, que da testimonio de Él, que nos ayuda a vivir el hoy y a construir
el mañana según sus planes”. Es muy importante, subrayó el Papa, leer el
presente «no como una crónica» sino leerlo «como iluminado y
bajo la acción del Espíritu Santo».
Por lo tanto, todos somos profetas, testigos de Jesús «para que la
virtud del Evangelio brille en la vida diaria, familiar y social» (Lumen
Gentium, 35). El profeta es un signo vivo que muestra a Dios a los demás, un
reflejo de la luz de Cristo en el camino de los hermanos. Y entonces, podemos
preguntarnos: Yo, que fui “elegido profeta” en el Bautismo, ¿hablo y, sobre
todo, vivo como testigo de Jesús? ¿Llevo un poco de su luz a la vida de
alguien? ¿Me interrogo sobre esto? ¿Me pregunto cómo va mi testimonio, mi
profecía?
Todos somos portadores de un mensaje de Dios
Tras estos interrogantes, el Papa Francisco recordó que el Señor, como
dice el Evangelio, “pide acoger a los profetas”, motivo por el cual “es
importante que nos acojamos unos a otros como tales, como portadores de un
mensaje de Dios, cada uno según su estado y su vocación y hacerlo allí donde
vivimos: en la familia, en la parroquia, en las comunidades religiosas, en los
demás ámbitos de la Iglesia y de la sociedad”. El Espíritu – subrayó el Santo
Padre – ha distribuido dones de profecía en el Santo Pueblo de Dios: he aquí por
qué está bien escuchar a todos. Y prosiguió:
Por ejemplo, cuando hay que tomar una decisión importante, viene bien
sobre todo rezar, invocar al Espíritu, pero después escuchar y dialogar, en la
confianza de que cada uno, incluso el más pequeño, tiene algo importante que
decir, un don profético que compartir. Así se busca la verdad y se difunde un
clima de escucha de Dios y de los hermanos, en el que las personas no se
sienten acogidas solo si dicen lo que nos gusta a nosotros, sino que se sienten
aceptadas y valoradas como dones por lo que son.
Cada uno de nosotros necesita aprender de los demás
Invitó Francisco a pensar en cuántos conflictos se podrían evitar y
resolver “poniéndose en escucha de los demás con el sincero deseo de
comprenderse”. Y “porque cada uno de nosotros necesita aprender de los demás”,
el Papa concluyó su comentario dejando algunos interrogantes para la reflexión
de los fieles:
¿Yo sé acoger a los hermanos y a las hermanas como dones proféticos?
¿Creo que los necesito? ¿Los escucho con respeto, con el deseo de
aprender?
A la Virgen María “Reina de los Profetas” rezó hoy para que “nos ayude a
ver y a acoger el bien que el Espíritu ha sembrado en los demás”.