LOS CORREGIDORES

 En España, hubo que establecer una jerarquía bien delimitada para el gobierno de los territorios de América. El rey ejercía la máxima autoridad en lo civil y en lo eclesiástico; el Consejo de Indias, asistía al Rey en la administración de los reinos y provincias de ultramar; el Virrey era el preeminente capitán general y gobernador de la nueva España.

La audiencia era el organismo que regulaba las iniciativas del Virrey, para que éste no se fuera liso en sus decisiones (es decir, el rey le tenía mucha confianza, pero con cierta reserva); los Gobernadores eran los que regían en cada una de las divisiones del reino o provincias y LOS CORREGIDORES, administraban los tributos a la corona, hechos por los pueblos de indias.

El excelentísimo señor Don Félix Berenguer de Marquina, virrey de la Nueva España, nombró corregidor  a Don Miguel Ramón Sebastián Domínguez Alemán, casado con Doña María Josefa Crescencia Ortiz Téllez Girón, y el matrimonio se va encantado a comer biznagas, huamiches y xoconoxtles a Santiago de Querétaro, donde eran conocidos como LOS CORREGIDORES.

Para el matrimonio todo parecía ir muy bien, ahí procrearon a siete de sus once retoños; Don Miguel dominaba la jurisprudencia y Josefa, muy entrona para las luchas sociales. Muy pronto se congregaron en “sociedad”, convirtiendo su casa en salón de tertulias y centro de recreación para los cuates, donde muchos atardeceres, cantaban, recitaban y representaban melodramas.

Acudían los Aldama, Los Allende, los abogadazos Parra, Altamirano y Laso, y vaya, hasta un cura que se llamaba Miguel Hidalgo, que les dio la idea de formar un círculo cultural regional, para aficionarse a la lectura que tanta falta hacía en su búsqueda de nuevas perspectivas (la histerieta continuará).

Amigos, el bávaro y bárbaro educador Max Stirner, nos dijo que “la libertad no puede ser concedida graciosamente; tiene que ser conquistada gloriosamente”.

Ánimo ingao…!!!

Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz.

Imaginemos y soñemos que eso es gratis…!