LOS CRÍMENES DE JUÁREZ
LOS CRÍMENES DE JUÁREZ
Pedro Peñaloza
“Cuando los que mandan pierden la vergüenza,
los que obedecen, pierden el respeto”.
Georg Christoph Lichtenberg
El pasado 27 de marzo, en un “centro de detención”
de Ciudad Juárez, murieron 38 migrantes y 28 heridos con pronóstico reservado,
todos de distintas nacionalidades. Perdieron la vida devorados por las llamas.
Estaban encerrados en esa cárcel migratoria y así los dejaron. Nadie les prestó
ayuda. No importaron. Nunca han sido trascendentes para nadie. No obstante,
estaban bajo custodia del gobierno mexicano.
Este hecho es la expresión de una larga crisis
humanitaria que tiene que ver con raíces estructurales y múltiples. Tengamos
presente que este fenómeno no es exclusivo de nuestra región, si no de la dura
y dramática realidad que viven millones de seres humanos que históricamente se
mueven en todo el planeta. Ahora, como resultado de la dinámica voraz del
Capitalismo transnacional y financiero, se ha expulsado a los pobres de sus
países de origen, mediante políticas que fomentan la precariedad y disparan las
riquezas insultantes. Ejemplos sobran.
En el caso de México, la política migratoria del gobierno
ha consistido priorizar los intereses de la Casa Blanca, a través de la
contención, persecución y repatriación, lo cual sólo genera más problemas al
radicalizar a los grupos de migrantes y favorecer la criminalización.
Recordemos las amenazas de Trump de incrementar los aranceles si no se protegía
el acceso a su país. El ciudadano presidente López Obrador cedió dócilmente y
mandó a destacamentos militares para cumplir el desplante de su “amigo”.
Y qué decir del candidato López Obrador, quien
prometió garantizar empleo y estancia legal a los visitantes. Ahora, el ya
presidente, reduce la tragedia a un incendio provocado por los migrantes,
evadiendo el núcleo de su política que ha sido básicamente improvisada y
represiva.
Sin embargo, el “problema” no es exclusivamente de
extranjeros en tránsito, ya que de acuerdo a cifras oficiales se han desplazado
a la frontera 2 millones y medio de personas, de los cuales el 40% son
mexicanos. Es decir, también los connacionales no ven alternativas
satisfactorias en México.
Frente a este crimen de Estado los encargados de
despacho, Adán Augusto y Marcelo Ebrard riñen por evadir su responsabilidad. Su
cinismo es vergonzoso. Lo que viene no será nada espectacular. Quizá consignen
empleados de nivel menor. No más. Las muertes por la política migratoria actual
seguirán. Por su parte, el habitante de Palacio, el “humanista” y “nacionalista”,
seguirá realizando el trabajo sucio para los vecinos del norte. Para él esto es
un complot. Él es infalible. Quizá esta tragedia despierte la conciencia social
para un cambio de fondo. Ojalá.
@pedro_penaloz