Los extremos de una misma soga
Rúbrica
Los extremos de una misma soga
Por
Aurelio Contreras Moreno
Desde antes de comenzar su gobierno en 2016,
Miguel Ángel Yunes Linares buscó hacer de la judicialización de la política su
bandera para gobernar.
Una vez asumido el poder, Yunes Linares
emprendió una persecución en contra de los ex funcionarios duartistas que, si
bien fue aplaudida y justificada en varios casos, muy pronto comenzó a mostrar
claros excesos en los que los criterios políticos se imponían por encima de los
jurídicos.
Eso llevó a que varias causas penales que
habrían estado plenamente justificadas por los excesos cometidos por los
sátrapas duartistas, fueran endebles y estuvieran sostenidas con alfileres, lo
que a la postre les permitió a varios, como el ex secretario de Seguridad
Pública Arturo Bermúdez Zurita, obtener su libertad -junto con la “pequeña
ayuda de sus amigos” de la “4t”- a pesar de los diversos crímenes en los que
estuvo implicado.
Si algo hay que reprocharle a Yunes Linares y
su gobierno es la politización de la justicia que al final de cuentas permitió
la impunidad de la gran mayoría de los saqueadores duartistas, ya que en un
error de cálculo pensó que en 2018 no tendría problemas para retener la
gubernatura a través de su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez. El desenlace de esa
historia ya lo conocemos.
Como suele pasar, los extremos se tocan y el
gobierno que sucedió al de Yunes Linares, ése que encabeza formalmente
Cuitláhuac García Jiménez, ha incurrido en excesos de la misma clase, torciendo
la aplicación de la ley y manipulando las instituciones de procuración e
impartición de justicia para usarlas en contra de sus adversarios políticos. A
veces con lógicas que, de tan extrañas, son razonablemente sospechosas.
Es el caso de la reciente detención del
candidato a la dirigencia estatal de Acción Nacional en Veracruz, Tito Delfín
Cano, a quien la Fiscalía General del Estado le “resucitó” una causa penal en
plena campaña interna y lo detuvo el pasado sábado luego de un encuentro con
militantes panistas en el municipio de Álamo, en el norte de la entidad.
La motivación política de la detención de
Tito Delfín es burda, descaradamente obvia y representa no solamente el uso
faccioso de las instituciones por parte del gobierno de Cuitláhuac García
Jiménez, sino una ilegal intromisión en un proceso de elección de un partido
político de oposición.
Valga decir que este caso no es nada que no
haya hecho antes el régimen de García Jiménez. Bajo la misma tónica, detuvo y
encarceló en plena campaña a Rogelio Franco Castán, candidato a una diputación
federal plurinominal por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), a quien
le imputó el inconstitucional delito de moda para abusar del poder en Veracruz:
ultrajes a la autoridad.
Sin embargo, llama la atención que en el caso
de Tito Delfín -abanderado del grupo yunista del PAN en la elección interna-, la
denuncia por los delitos de abuso de autoridad, incumplimiento de un deber
legal y fraude presuntamente cometidos durante el periodo en que fue presidente
municipal de Tierra Blanca, fue presentada el 26 de mayo de 2017 en la Unidad
Integral de Procuración de Justicia de Cosamaloapan, lo que dio origen al
proceso penal 394/2021. Esto es, la averiguación está abierta desde que Miguel
Ángel Yunes Linares era gobernador y al frente de la Fiscalía estaba Jorge
Winckler Ortiz, quien por lo visto no la cerró.
A Tito Delfín le fue dictada prisión
preventiva de seis meses y la elección interna del PAN es el próximo 19 de
diciembre. Si gana -gracias a su victimización, particularmente-, no podrá
asumir como dirigente partidista por encontrarse suspendidos sus derechos
políticos, como se determinó también en el caso de Rogelio Franco, que no pudo
ser diputado federal por la misma causa.
Así que a quien le correspondería tomar la
dirigencia panista sería a su compañera de fórmula, la candidata a la
Secretaría General, Indira Rosales San Román, ex secretaria de Desarrollo
Social de la anterior administración estatal y ella sí, a diferencia de Tito
Delfín, integrante del círculo más cercano y de confianza del yunismo.
La misma Indira Rosales que no tuvo empacho
en abandonar su curul en el Senado de la República para priorizar el interés
político de su grupo, a pesar de las críticas y llamados dentro de su propio
partido para que regresara a cumplir con su responsabilidad luego que su
suplente, Fabiola Vázquez Saut, apenas rindió protesta dejó la bancada del PAN y
se pasó a la de Morena, debilitando a la oposición en el Congreso de la Unión.
¿Coincidencias? En política no suele
haberlas. Pero más allá de las mismas, queda claro que entre Cuitláhuac García
y Miguel Ángel Yunes no hay diferencia alguna. Tuercen la ley, la usan contra
sus opositores políticos y son capaces de lanzarlas para reprimir a la
población, así como de hacer pactos inconfesables.
Son los extremos de una misma soga, con la
que se terminarán ahorcando a sí mismos.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras