LOS MIGRANTES, LOS JÓVENES Y LOS SACERDOTES
LOS MIGRANTES, LOS JÓVENES Y LOS SACERDOTES
3 COMPROMISOS:
En su mensaje de
apertura por la CXI Asamblea Plenaria de los Obispos de México, el pasado 10 de noviembre de 2021, Mons. Rogelio Cabrera
López, arzobispo de Monterrey y presidente del episcopado mexicano, luego de referirse a las diversas crisis que se
acentuaron con la pandemia del COVID-19 y las respuestas que la iglesia adoptó para enfrentarlas, se refirió a tres realidades que los obispos deben atender: los migrantes, los jóvenes y los sacerdotes.
Sobre
los migrantes, Mons. Cabrera, citando el Proyecto Global de Pastoral 2031-2033, señaló que los obispos de
México se comprometieron a “Recibir con
caridad, acompañar, defender los derechos e integrar a los hermanos y hermanas migrantes que transiten o deseen
permanecer con nosotros” (p. 59). Con
las recientes oleadas de migración, este compromiso se convierte en una urgencia que espera ser atendida.
Es un hecho que
muchas personas se ven obligadas a abandonar sus hogares y territorios en busca de mejores condiciones de vida. La causa
de la migración no es sólo la
miseria y la falta de oportunidades, fruto muchas veces de la corrupción e impunidad, la falta de empleo
o los bajos precios de los productos del campo o los salarios insuficientes; muchas personas salen huyendo también de sus lugares de origen porque necesitan proteger además su integridad.
La pobreza y la
miseria provocan el fenómeno migratorio pero también las múltiples formas de violencia. La gente sale huyendo de sus
lugares de origen porque la
inseguridad o las condiciones sociales de violencia siguen siendo un problema no resuelto.
El migrante tiene
derecho a ser respetado por el derecho internacional y por cada país. Muchas veces, nuestros hermanos
migrantes se encuentran entre la espada
y la pared, ante la violencia, la criminalidad, las políticas inhumanas de gobiernos, y la indiferencia del mundo
moderno. Todos debemos recordar que, independiente
de su condición migratoria, estas personas poseen una dignidad humana intrínseca que debe ser respetada.
Por lo tanto como seres humanos y como cristianos no podemos ser indiferentes ante quien
pasa por nuestra tierra o toca en nuestras puertas para pedir ayuda y seguir caminando en búsqueda de alcanzar un mejor
lugar que le ofrezca mejores condiciones de vida.
Sobre
los jóvenes, el arzobispo de Monterrey recordó también el compromiso de la Iglesia: “(Necesitamos) Realizar proyectos pastorales encaminados a acompañar y ayudar a los jóvenes en riesgo de: violencia, narcotráfico, prostitución, trata de personas, etc., con ambientes más sanos
que les ayude a desarrollar su espíritu juvenil” (p. 66).
Esto significa que
existe un buen número de jóvenes que viven situaciones de riesgo; muchos de ellos se encuentran ante la seducción de una vida aparentemente
exitosa, desde el punto de vista material, y sin mucho sacrificio. Algunos terminan atrapados en estilos de vida fugaces donde pierden el sentido
de la vida y de la trascendencia. Por
ello, señalan los obispos, será importante
acercarse a ellos, hablando su lenguaje y ofreciéndoles alternativas de acompañamiento para que su presencia en
la sociedad y en la Iglesia sea más participativa y activa.
Sobre
los Sacerdotes, Mons. Cabrera recordó también el compromiso de los obispos en el Proyecto Global de Pastoral: “Implementar experiencias de acompañamiento y formación permanente para los presbíteros, que propicien la vivencia
de un encuentro con Jesucristo vivo, para que, en el contacto continuo con Él, fortalezcan sus esfuerzos de conversión
personal y pastoral” (p.61).
Antes estas tres
realidades desafiantes, con la experiencia de encuentro con Cristo y desde la mirada amorosa de María
de Guadalupe, los señores obispos asumen con caridad pastoral y esperanza cristiana sus compromisos pastorales.
Arquidiócesis de Xalapa