LOS TESOROS DE LA VIDA BAUTISMAL
LOS TESOROS DE LA VIDA BAUTISMAL
Pbro. Juan Beristain de los Santos
La vida bautismal es una experiencia viva que se debe
reavivar de modo más intenso en el tiempo pascual. El agua y la sangre que
brotan del costado abierto de Cristo
en la cruz (Jn. 19,34) son signos de la promesa cumplida por Dios al Nuevo
pueblo de Israel. A lo largo de los textos y acontecimientos bíblicos del
pueblo, Dios venía anunciando, en torno al anuncio de los profetas, la nueva
creación en Cristo para todos los hombres y mujeres que tuvieran fe en el
Mesías. Sólo Dios nos puede reconciliar con Él en Cristo, para buscar la paz
que tanto necesitamos ante las olas de violencia que están llegando hasta
nuestras ciudades veracruzanas.
El agua que brota del costado de Cristo, agua viva para la
vida eterna, la recibimos con fe para transformar todas las situaciones que le
dan muerte a la persona en su ser y quehacer. La violencia rampante, la falta
de trabajo bien remunerado, los robos, la corrupción, el egoísmo, la emigración
de nuestra gente por falta de oportunidades, el engaño y el descarte de los
ciudadanos para generar una sociedad más fraterna son signos de una condición
humana carente de fuerza que reclaman una verdadera esperanza que debemos poner
sólo en Dios. Tener esperanza significa: Dejarse curar de los males profundos
que enferman la naturaleza total de la persona.
La transformación que Dios nos ofrece en Cristo mediante la
gracia del bautismo acontece con signos sencillos. No desconfiemos de la
sencillez de la acción de Dios. San Ambrosio aconsejaba confiar en la fuerza de
Dios con la mirada de la fe: “Que nadie diga: ¡eso es todo! Porque todo está
solamente allí donde se encuentra una perfecta inocencia, una piedad total, una
gracia plena y completa
santificación. Has visto solamente lo que puede verse con los ojos del cuerpo,
con la mirada de los hombres; pero no has visto lo que se hace realmente,
porque esto no se ve. Éstas son las cosas temporales, mientras que las que no se ven pertenecen a la eternidad”. Veamos con nuevos ojos
la realidad en su totalidad, para transformarla en Cristo hasta que México tenga un desarrollo integral con
paz y justicia social.