OpiniónPedro Peñaloza

Los tres tiros

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Los tres tiros

Por Pedro Peñaloza

La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir

y cuando lo nuevo no acaba de nacer.

Bertolt Brecht

Lejos de lo que pudiera imaginarse, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, cambió su rutina acostumbrada y le propinó tres duros reveses a Morena. En efecto, en un drástico cambio a su conocida inercia favorable a los dictados del inquilino de Palacio Nacional, la abrumadora mayoría de los magistrados resolvieron negarle el registro a Félix Salgado Macedonio y a Raúl Morón, para los gobiernos de Guerrero y Michoacán. Quizá, el cambio se debió a la ausencia de elementos básicos mínimos para defender y exculpar a quienes, asumiéndose “representantes del pueblo”, tomaron una postura política beligerante y provocadora.

Ahora bien, la decisión muestra un Tribunal que no es abyecto al poder y su resolución le da la razón y un espaldarazo al INE para las próximas elecciones, no obstante que antes lo habían emplazado a no emitir resoluciones “desproporcionadas”. Al final, la presión desde “Las Mañaneras”, de los enviados de Palacio, el propio Congreso o las peroratas de los candidatos pidiendo desaparecer los institutos electorales no fueron suficientes para evitar que los magistrados asumieran su responsabilidad. El presidente sumiso del tribunal quedó en notable minoría, pero mandó el mensaje de lealtad a sus jefes.

La tercera derrota de Morena fue la votación unánime del Tribunal, que respaldó los candados que el INE aprobó para evitar la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados y garantizar que las diputaciones plurinominales se repartan basándose en la militancia efectiva de cada candidatura, para que así, los espacios correspondan a los votos que la ciudadanía le dio a cada partido. De esta distorsión fueron beneficiados el PRI, el PAN y Morena, en 2012, 2015 y 2018, respectivamente.

Frente a estos resultados, el ciudadano presidente López Obrador, respondió ayer en su misa de siete, que esto era un “golpe a la democracia”. Su reacción no hace más que confirmar su escasa vocación democrática. Su simplismo lo dibuja de cuerpo entero. Cuando ganan sus causas las traduce en “un triunfo del pueblo”, cuando pierde responsabiliza “a las fuerzas conservadoras”. Su mensaje es potencialmente peligroso. Por lo pronto, tres tiros legales y justificados detuvieron un comportamiento arbitrario. Es evidente, que, esto no detendrá la lógica del pensamiento fundamentalista que caracteriza a AMLO y a sus feligreses. La desesperación puede crecer. Preparémonos para los nuevos desplantes que se avecinan. ¿Ya se imaginaron al presidente de la república desconocer los resultados electorales de junio próximo si no corresponden a sus cálculos y deseos?